Crónica del Ferrish Fest

Por Ana Gadea 0

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Las cosas que salen del corazón es difícil que salgan mal, y el Ferrish Fest fue toda una demostración de cómo montar unos conciertos y que todo el mundo salga con una sonrisa pintada en la cara. Nunca es agradable la sensación que se queda cuando un amigo se va, pero todos los que nos juntamos en la sala Changó, los que estábamos bajo el escenario y las bandas, quisimos celebrar la vida, que mientras esto dure más nos vale disfrutar.

Para comenzar a disfrutar lo mejor fue el pistoletazo de los Bad Mongos y su “Costa Brava punk-rock” contagioso, adictivo, divertido… Poco más de diez personas estábamos al principio de su concierto, pero poco a poco fueron llegando más y más amigos hasta dejar la sala con un aspecto más que saludable. El sudor apareció pronto gracias a una buena pegada en la que los temas iban cayendo sin descanso.

Minor Empires por Ignacio Sánchez-Suárez

La puntualidad británica que íbamos a disfrutar durante toda la tarde nos traía a las 6 al gran Santi García y sus No More Lies, uno de los buques insignias de la escena hardcore catalana. En lo suyo no hay ni trampa ni cartón. Crudeza y fuerza a raudales, con un sonido brutal que para algunos quizás fue demasiado fuerte, lo que sumado a los decibelios del resto de bolos provocó un incómodo pitido en los oídos durante el día siguiente.

Los siguientes en salir a escena fueron los gaditanos G.A.S. Drummers, con un Dani Llamas que por la mañana ya se enfundó la guitarra en los acústicos de los cercanos teatros Luchana. Tirando de sus hits más coreables de su último disco (“Teenage wasteland”, “We got the light”) junto algún que otro clásico imborrable, los andaluces vencieron y convencieron, afianzando su posición de poder dentro de la escena hardcore melódica.

Sin tiempo para tomarnos una cerveza y clavando de nuevo el horario, Minor Empires salieron a escena. La banda de ex-Nothing, Juan Blas, descargó su rock intenso, a veces melódico, otras a medio camino del stoner. Con las celebradas “If I’m gone” del United States of Emergency, Vol. 1 o “Empty Rooms” de su homónimo debut, los Minor tuvieron un bonito gesto al darle voz a Hardcore Hits Cancer, la asociación que recauda fondos para luchar contra la maldita enfermedad.

Eric Fuentes y sus The Unfinished Sympathy, regresaban a Madrid, ciudad en la que han tocado más desde que se han reunido que en su propia Barcelona, agradecieron la animada respuesta del público que no paró de poguear y gritar sus clásicos imborrables como “Rock for food”, “This living kills” o “I killed her but that’s not the point”. Fue sin duda uno de los bolos de la tarde noche y que sirvió para entregar en bandeja el testigo a Bullitt, los protagonistas de la noche. Momento para descorchar toda la felicidad y gritarle a la vida y a los amigos, a los que están y los que se quedaron. Saltos desde el escenario, peña volando, pogos divertidos… todo lo que queríamos lo tuvimos en los poco más de 40 minutos de los que dispusieron. La guinda perfecta a la fiesta, a un festival hecho con cariño y del que esperamos poder disfrutar en 2018.

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