Seis años han pasado desde el aplaudido De Palmas y Cacería con el Pony Bravo nos deleitaban allá por 2013. Su concierto en la madrileña sala But (Ochoymedio Club) sirvió para presentar los temas de lo que es su nuevo álbum, Gurú (Telegrama, 2019); disco con el que han vuelto a dejar constancia de su personal universo, musical y visual.
Lo que encontramos nada más subirse al escenario fue un set distinto, con una mayor presencia de cajas de ritmos, sintetizadores y ritmos pregrabados, que se dejaban notar en versiones cargadas de aires dub de sus grandes clásicos. Mucho más ambientales, la primera parte del concierto contó con temas como “Pumare-Ho!”, esa canción que nos recuerda los buenos días de la mítica plaza sevillana. La versión de “Te estoy amando locamente” de Las Grecas: “Loca mente”. Con esa línea de bajo infecciosa que te martillea sin parar. Todo ello apoyado con los particulares visuales creados por el propio Daniel Alonso que son ya marca de la casa.
También sonaron “Piensa Mcfly”, “El Rayo” o “El guarda forestal”, estos dos últimos de su clásico primer disco: Si bajo de espaldas no me da miedo (y otras historias), “El Político Neoliberal” con la que toda la sala rompió bailar tras la intro de Hector Lavoe y Cuca Gómez, “Ninja de fuego”, esa versión de las sevillanas de Manolo Caracol que ellos mismos rebautizaron, o “Noche de setas”, ambas contenidas en Un gramo de fe (El rancho, 2010).
Con Raúl Pérez, productor y cabeza visible tras La Mina, incorporado como un músico más para defender estos directos Pony Bravo fueron pasando de las cadencias lentas a ritmos más bailables, celebrados por toda la sala, como el de su himno “Mi DNI” o sobre todo “La rave de Dios” que parecía cerrar el concierto.
Ya en el bis y con el público totalmente entregado, arrancaron de nuevo con ese cóctel resultante de mezclar el cante con los ritmos tropicales que es “Zambra de Guantánamo”, una bailonga “Ibitza”, y para cerrar su nuevo hit: “Totomami”, esa bomba de aires disco y letra con reivindicación feminista que Pablo Peña se encargó de interpretar.
En total una hora y media de concierto que supieron a poco, imposible sacarse ese estribillo final de la cabeza una vez salieron del escenario y agradecieron al público de la capital, Pony Bravo demostraron con creces por qué son una de las bandas nacionales más interesantes del panorama.
Galería del concierto de Pony Bravo en Ochoymedio Club
Fotos por Ignacio Sánchez-Suárez.