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Entrevista a Los Manises: Ritmazo sin etiquetas

Por Ana Rguez. Borrego 0

Los Manises

Aristocracia y Underground (Montgrí, 2020) salió el pasado 18 de septiembre

Definir a Los Manises es muy complicado, pero quizás ahí está la gracia. Las etiquetas, en muchas ocasiones, empobrecen lo que escuchas: en ocasiones provocan ciertos equívocos. Merece la pena acercarse sin ideas preconcebidas a cualquiera de sus canciones y dejarse sorprender. La primera, que te “obligará” a escuchar alguna más, y otra… Sí, en cierto modo son adictivas, porque Rubén y Víctor saben dar con la tecla del bienestar: una mezcla de buen humor, ganas de bailar y ritmos que te transportan hacia otras tierras.

Quizás Los Manises están llamados a poner un poco de luminosidad en este año tan extraño. Os dejamos con la entrevista que les hemos hecho para conocer un poco mejor este proyecto.

Han pasado 3 años desde la publicación de Greatest Hits y Chsss! Repasando las entrevistas de entonces, vuestros planes eran haber grabado y publicado algo antes .¿Qué ha ocurrido desde entonces?

El año 2018 estuvo bastante guapo. Hicimos más conciertos que nunca con Los Manises, buenas volteretas por la península, relación estrecha con las áreas de servicio y las señales de Carga/Descarga. A finales de ese año ya teníamos idea de sacar material. Pero claro luego llegó 2019 con sus mudanzas, sus sustitos de salud y sus chorradas varias y tuvimos que echar un poco el freno. A principios de 2020 con la cabeza más fresca era un súper momento para empezar a mover el sistema de nuevo.

¿Quizás el encuentro con Cala Vento os sirvió para dar ese paso adelante?

Teníamos intención de sacar igualmente este EP en 2020 pero claro, lo que sin ellos hubiese sido una pequeña tirada de cassettes (cosa que también está brutal) y quizás un tímido flirteo con los medios, se ha convertido en una salida súper guapa y por todo lo alto de un 12” (con su sello Montgrí) que no imaginábamos ni en nuestros mejores sueños. Han llegado éstos y le han metido a la nitro.

Vuestro nuevo trabajo se llama Aristocracia y Underground. ¿Se podría decir que esos dos términos definen qué es el grupo?

Puede que sea un poco la zona en la que nos estábamos encontrando últimamente. Con una mano rozando y cuestionando el extraño circuito musical de la Aristocracia, del dinero infinito (sin preguntarte a veces a qué costa) y con la otra agarrando muy fuerte los espacios autogestionados donde nos sentimos tan cómodos, junto a los héroes anónimos que mantienen un tejido DIY brutal en la península e islas.

Cuando se escucha una canción de Los Manises, siempre parece que hay algo que recuerda a sonidos africanos, asiáticos… ¿Se podría hablar quizás de que vuestro sonido es una reivindicación de lo tribal, de los orígenes rítmicos y melódicos de nuestras raíces?

Nos flipan los recursos, sonidos y artistas que se sitúan fuera de los referentes europeos/norteamericanos que veníamos escuchando hasta el momento (de los que tampoco renegamos). El proyecto de Los Manises surge un poco por esto. Queríamos explorar todo esto desde la creación y montamos esta banda sin más pretensiones que ir al local y componer canciones en las que poder soltar todas las ideas que te salen cuando cambias las refes. Aunque al final las canciones que hacemos suenan impepinablemente contemporáneas, siempre tienen un punto folki que nos interesa mucho.

Los géneros suelen ser demasiado restrictivos, restringen la primera impresión que se puede tener. Os habéis definido como puerro-wave, dance-halal, falafel-core duo… ¿pero no podríamos definiros como auténticamente punk por vuestra independencia y vuestro don para ir contracorriente?

Totalmente. Nos inventamos esos géneros para no tener que encasillarnos en ningún lado. Que la gente que vaya a escucharte no venga con una idea preconcebida por el estilo al que ‘se supone’ que vas a sonar. Pero vamos, que si tuviéramos que elegir un género de los que te salen en el Windows Media Player sería ese sin duda. Al fin y al cabo es con el que hemos crecido.

Tras observar vuestra interpretación en directo, ¿se podría decir que Los Manises de diálogo entre vosotros a través de los instrumentos, una especie de juego en la que os vais cediendo el turno?

Más bien estamos discutiendo todo el rato, ¿no? (risas) Sí que nos gusta en algunas ocasiones eso de ceder el paso pero por lo general no tenemos unas normas para que todo quede así. Si hay que respirar se respira y si hay que embarrar se embarra.

En alguna ocasión habéis reconocido que las letras son secundarias, aunque tengan algo sentimental. Sin embargo, vuestras voces tienen una dimensión especial en las canciones, ¿Podríamos decir que es un instrumento más, a través de la prosodia, los paralelismos, aliteraciones…?

Sí, solía ser así, aunque últimamente nos hemos reconciliado con lo de componer letras en castellano y ahora tratamos las voces como algo más que eso. Ha tomado más terreno, digamos. Pero sí, está claro que el uso de voz como instrumento y el rollo de repetir estructuras nos sigue flipando. Y bueno, como nos comíamos los cereales escuchando emo, de siempre nos ha molado trabajar unas melodías golosas, con muchos delfines, ya sea para decir mucho, poco o nada.

Aunque con guitarra, bajo y sonidos pregrabados conseguís un sonido redondo, identificable, ¿en algún momento os planteáis contar con algún otro instrumento?

A nosotros nos mola siempre probar cosas nuevas y retarnos. Intentamos no emplear los mismos recursos porque nos cansamos enseguida. En general, la guitarra, bajo y las bases son una constante, pero no son imprescindibles. Hemos introducido y suprimido “items” constantemente desde que empezamos, y no nos importa dar volantazos y tirar por los maizales. Sin embargo, no nos motiva la idea de “meter por meter” ni llenar el escenario de instrumentos porque sí. Si en algún momento nos apeteciera genuinamente incluir algún instrumento distinto en nuevas composiciones o incluso tocarlo en directo, sin duda allí estará. 

¿El humor, la diversión es un ingrediente indispensable de Los Manises? Es la sensación que se suele tener al escucharos.

Desde luego está genial poder divertirse con la música. Nosotros somos súper amigos y nos estamos partiendo el culo constantemente de las cosas que nos pasan. El humor es una parte importante en nuestras vidas y eso hace que nos lo pasemos muy bien tocando en directo, por ejemplo. En cualquier caso, es importante dejar claro que lo que tampoco pretendemos es forzar la maquinaria de la risa o buscar ser un grupo-chiste. Nosotros igual nos ponemos un documental de Auschwitz, que un APM. Hay mundo más allá de la mofa.

Siempre habéis cuidado el diseño del grupo (de hecho, Víctor es la mitad de Realmente Bravo). ¿Os habéis planteado llevarlo más allá, al directo, a través de visuales, el vestuario…?

El tema de visuales nos interesa muchísimo pero claro, del dicho al hecho hay trecho. Quizá lo planteemos conjuntamente con la nueva música que vayamos haciendo. Lo que sí podríamos hacer ahora es pillar una sábana y dibujar una La Tierra con una sonrisa y escribir GÉNERO MUNDO (en serio). Pero bueno, paso a paso.

Escuchándoos a vosotros, a los diferentes proyectos de José Guerrero, a La Plata y a Futuro Terror, Negro… parece que la escena levantina está viviendo un gran momento. ¿Vosotros cómo lo valoráis?

La escena levantina es para nosotros lo que Elche para Sixto Marco (consúltense en YouTube las duras declaraciones). El levante siempre ha sido así, ya puedes darle al pico y la pala que no se te acaban las bandazas. Los Flyingpigmatanza, Sheila, dePirámide, Morenas, Cemënteri, Triple Ente, el eje del mäl… al final, miras y lo que hay realmente en el levante es una generación de peña tope amor.

Para cerrar, justo volvéis en este año fatídico. Más allá de conciertos y festivales, ¿ha habido muchos más planes fallidos?

Bueno, no tenemos la sensación de que haya habido planes fallidos como tal. Nuestro plan sigue a tope de wattios, no hemos parado. Algunas cosas de las que teníamos proyectadas simplemente se han retrasado, pero todo llega. Cuantas más movidas te propones, más fácil es sentir que te “fallan” los planes. Al final, la lección que nos queda es que a veces hay que tomarse las cosas con tranquilidad, aunque no esté en nuestros planes, y no sufrir si hay que bajar de marcha en un momento dado. Esto es lo primero para nosotros y luego para el que lo quiera disfrutar. Estamos vivos, nuestra gente está sana y la cabeza nos funciona wuay. Mientras eso no falle, ancha es Castilla. 🙂

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