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Se edita el vinilo de El Hijo

Por Redacción EER 0

El último álbum de El Hijo apareció el 17 de julio coincidiendo con la segunda fecha del Record Store Day 2021.

Cinco semanas después de haber publicado un álbum de la magnitud de La rueda del cielo, desde el 17 de julio toma forma física, con una versión ampliada y conceptualizada de la digital. Un premio para quien quiera ampliar la semántica de esta obra poliédrica.

La edición en vinilo contiene cinco temas que no están en digital, cuatro de los cuales son puros experimentos sonoros con la idea de “bajo el borrado” de Derrida (algo que ha sido tachado pero que aún puede leerse parcialmente). Hay un quinto tema que mezcla ese procedimiento de bajo el borrado con una canción cuya base procede de un loop del primer boceto de “Cuaresma” a partir de “Segismundo” (canción que El Hijo incluyó en su disco de 2015). Este tema, “Konig”, lo canta Óscar Zazo, de Zazo & Gxurmet, sumando una voz más a las varias que hay a lo largo del álbum (Lauren Casline, Rodrigo Cuevas, Tórtel). El recurso de la voz multiplicada como caras del personaje o como las de otros personajes es algo con lo que El Hijo lleva jugando desde Dentro.

El orden y lo que incluye el vinilo es, por tanto, distinto de lo que incluye la edición en streaming. Por un lado, conecta con la idea de que con los materiales que se usan para hacer un disco se podrían hacer muchos, muchísimos, como es la versión en vinilo, cuya organización expone dos momentos con sus dos caras.

La Cara A trata sobre el intento del personaje de auto-exilio espiritual, travesía por el desierto y cuaresma autoimpuesta para encontrar la gracia. Son las canciones más oscuras, donde el hip hop/pseudotrap y las dislocaciones rítmicas tipo Aphex Twin timonean la pulsión instrumental. En todas, estamos en la mente del mismo personaje, pero a veces hay alucinaciones, aunque ronda la presencia del doble.

La Cara B la empieza “Tohu Bohu”, con el fracaso del personaje en su auto-exilio, la confirmación de la impotencia de la fast food espiritual (maná exprés), de la que sólo ha obtenido mayor envenenamiento, amargura y desorientación existencial y finalmente el deseo de que una gran tormenta acabe con todo lo humano para regresar al caos y vacío originario. A partir de ahí, surge una ruptura de la coherencia estilística y la materia instrumental comienza a mutar en una especia de mixtape synth-pop, darkwave, la trilogía oscura de The Cure, la onda Salem…

Narrativamente, se fragmenta aún más todo y las canciones componen un desfile de freaks. Todo parece regido por un tiempo fuera de quicio, en el que se solapan momentos y los recuerdos se confunden con los sueños. Los estilos se lían, como en policromático retorcimiento sonoro de Circe.

La cara B termina con “Burberry”, Frankenstein que cobra vida a partir de la letra de “Cabalgar”, y cuyo título es un guiño a la gabardina azul del “Famous Blue Raincoat” de Leonard Cohen.

Con “Burberry” se cierra el círculo que arrancaba esta misma canción en la versión digital de La rueda del cielo, movimiento en loop que, en su renovada versión en vinilo, nos devuelve a una criatura discográfica imantada a sus anillos de Saturno, de giro eterno.

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