Crónica del concierto de Incubus en Madrid (sala La Riviera)
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Por si el cartel del Mad Cool de esta esperada edición de 2022 no fuera ya suficiente, la organización quiso ofrecernos este exquisito aperitivo del festival: un concierto en la sala La Riviera del grupo Incubus, incorporados al cartel en la jornada del viernes para sustituir a Queens of the Stone Age, quienes se cayeron a última hora.
Los festivales tienen su encanto, por supuesto, y tienen mucho más que encanto cuando lo encabezan nombres como Metallica, Muse, The Killers o Pixies, pero no se puede negar que un concierto en sala, especialmente para los verdaderos fans del grupo, es una experiencia completamente distinta, más intensa, más disfrutable musicalmente.
La primera vez que vi a Incubus fue en 2004. Había seguido a la banda desde su primer disco y recuerdo ir a aquel concierto con cierta reticencia. Es curioso que haga tanto tiempo de aquello y que mi sensación cuando me dirigía a La Riviera la otra tarde fuera la misma que entonces: ¿será ya demasiado tarde para disfrutar de un concierto de Incubus? Aquella primera vez no fue mal, aunque se centraron demasiado en A Crow Left of the Murder… (2004), el disco que acababan de sacar y que no estaba siendo mi favorito en aquel momento. En cambio esta segunda vez, 18 años más tarde, la banda estaba a punto de gritarme a la cara que nunca es tarde para disfrutar de Incubus, y acompañado de un buen tortazo.
Las entradas del concierto de La Riviera estaban agotadas. La banda de Brandon Boyd se quedó sin teloneros a última hora pero tampoco necesitaron a nadie que les calentara el ambiente. Salieron al escenario sin mucho retraso y con pocas palabras –poco más que gracias dijeron en toda la noche– y, cuando nos quisimos dar cuenta, ahí estaban los primeros acordes de “Nice to Know You”, nada menos, inaugurando la velada. No sería la única que nos regalarían a lo largo de la noche de aquel Morning View (2001) a pesar de no ser su trabajo más reciente, ni mucho menos, aunque sí uno de los más redondos de su carrera y de los favoritos de la mayoría de los asistentes por la forma en la que se corearon todas las letras, porque a aquel primer hit lo siguieron otros dos: “Circles” y “Wish You Where Here”. A juzgar por la imagen de la banda sobre el escenario y la energía y los movimientos de micro de Brandon, podía jurar a cualquiera que estaba disfrutando de un concierto de Incubus en el momento adecuado.
Siguieron desenterrando canciones como “Stellar”, “Privilege” o “Anna Molly”, que sonaron como nunca. Muy buena acogida tuvo también “Pardon me”, una de las joyas de aquel impecable Make Yourself (1999), con ese ritmo entrecortado de Jose Pasillas que me pegó en el pechito como si lo estuviera escuchando de nuevo por primera vez.
La energía de la banda no se vino abajo ni un segundo y nos mantuvo a todos en vilo esperando a ver cuál sería la siguiente canción que sonaría y a qué momento de nuestra vida nos transportaría. Aún así, era inevitable un descanso en todo aquel frenesí dosmilero para repasar algún tema más reciente, así que llegó la hora de “Karma, Come back” que colaron entre “Vitamin” y “Megalomaniac” como si no quisieran molestar demasiado con ella.
“¡Quítate la camiseta!”, gritó un fan en un momento dado, y todos sabíamos que la petición nada tenía que ver con el físico del cantante sino con querer que nos llevaran a aquella primera época de la banda en la que el frontman aporreaba los bongos salvajemente con el torso desnudo. Se la acabó quitando y los acabó aporreando. Lo hizo todo. Nos lo dio todo.
Cantamos “Megalomaniac”, “Drive” y “Dig” a todo pulmón y cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos llegando al final. Antes de irse, nos dejaron “Warming”, volviendo a aquel Morning View con el que arrancaron.
La banda se despidió utilizando de nuevo la única palabra del castellano que conocían y salió del escenario, pero todos sabíamos que aquello no era el fin, que no podía serlo, y yo aún tenía la esperanza de que volvieran con toda la energía de “A Certain Shade of Green” o de “New Skin”. No pasó. Quizás eso era soñar demasiado. Tuvimos que conformarnos con un bis de un solo tema: “The Warmth”. Se lo perdonamos. A Incubus a estas alturas se lo perdonamos todo.