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«No se necesita contraseña», de Yulián Semiónov

Por Marcos Gendre 0

Reseña de No se necesita contraseña, de Yulián Semiónov. Publica la editorial Hoja de Lata.

Yulián Semiónov fue el autor de una docena de novelas con el agente secreto Maxim Isáiev como protagonista central. Figura icónica no tan reconocida como otras, pero que llegó a generar unas ventas superiores a los cien millones de ejemplares.

Que en su momento fuera considerado como una especie de John Le Carré soviético se queda muy lejos de la dimensión real de un escritor y excepcional periodista cuyo estilo está más cerca del James Ellroy de novelas plagadas de subtramas y decenas de personajes como las excepcionales América y Seis de los grandes.

En esta novela, la capacidad destilada por el escritor ruso para hilar una gran telaraña de hechos es desplegada a lo largo de un fresco aterrador de un país desintegrado tras la guerra civil entre bolcheviques y zaristas. Estamos a comienzos del siglo XX, en los tiempos de constituir un territorio que haga de tapón entre Japón y Rusia.

La gran cantidad de frentes abiertos en torno a este conflicto es la excusa ideal para que Semiónov haga acopio de sus mayores virtudes, como su facilidad para integrar trazos documentalistas de poso periodístico, ya sea en forma de noticias o cartas enviadas a Moscú, ante la necesidad de armar las tropas.

Semiónov es un artista del montaje narrativo, y en No se necesita contraseña lo vuelve a demostrar transportándonos con inusual fluidez por toda clase de arcos argumentales, en una disposición que va cogiendo carrerilla conforme va avanzando una novela de espías, de fondo, pero que es mucho más: un cuadro monumental acerca de las motivaciones y horrores que conllevan una revolución. Para la misma, el carrusel de diálogos avanza con determinación por medio de una huella eminentemente rusa en su desarrollo, siempre reflejando pasión por su tradicional acervo cultural, además de avivar el fuego de las contradicciones que conllevan a actos como los aquí plasmados. Los mismos que, en sí mismo, funcionan como retrato crítico de una mentalidad que llega hasta la situación que vivimos hoy en día con el conflicto entre Rusia y Ucrania, del cual esta novela también funciona como advertencia de cinco quilates.

Más allá de su conexión con la actualidad, No se necesita contraseña es un despliegue monumental de lo que debería ser siempre un thriller militar. Pura adrenalina neuronal sin medias tintas.

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