«El peregrino de las estrellas» de Carlos Trillo y Enrique Breccia
Por 5 febrero, 2024 11:100

Pocos placeres más sugerentes hay que poder disfrutar de una historia de aventuras de gran altura. Por desgracia, encontrar el cáliz sagrado del disfrute comiquero no es tan sencillo, y menos en el resto de disciplinas artísticas. Por suerte, contamos con editoriales como Dolmen, quienes, ya sea en su línea Albion, o en joyas como la aquí presente, siempre nos trufan con excusas de sobra para sumergirnos en tales placeres.
Ya sea con la ciencia ficción de “Perro de estroncio” o el retro-sci-fi de “El imperio de Trigan”, su arsenal de cepos es tan abrumador como lo es la lectura de “El peregrino de las estrellas”. Para empezar, quien haya gozado en algún momento de los libros de cuentos espaciales mitológicos del gran Stanislaw Lem tiene aquí una excusa genial para hacer de la evasión un acto de primera necesidad.
No en vano, estamos ante una obra llevada a cabo por la dupla conformada por dos gigantes del noveno arte argentino como Carlos Trillo y Enrique Breccia. Publicado originalmente en 1979, “El peregrino de las estrellas” responde a la idea de diferentes historias a bordo de un navío interestelar tripulado por tres personajes que se ciñen a una mutación subjetiva de los protagonistas de “El capitán Trueno”. En base a esto, la fábula con moraleja se impone como hilo conductor narrativo central. El mismo a través del cual somos testigos de historias con primates que aprenden a hacer la guerra, alienígenas que cobran forma de musas y todo un arsenal de ideas cuajadas en torno a la idea de la ciencia ficción mitológica. Un sueño hecho realidad, cocinado con los ingredientes críticos subyacentes a través de unos textos definidos por la necesidad de expresar el descontento que vivía Argentina en aquellos tiempos de dictadura tan dura, y que Trillo también canalizó en las viñetas de un clásico como “Alvar mayor”.
En cuanto al arte de Breccía, su estilo expresionista es de un detallismo sin igual. El autor de obras maestras como “Mort Cinder” está a la altura de los guiones de un Trillo tan inspirado como en sus (otros) mejores momentos. Vamos, obra maestra para (re)disfrutar las veces que hagan falta.
