Crónica del concierto de G-5 en Madrid (Noches del Botánico)

Por El Último de la Fila 0

girando por salas 2025

Quién iba a decirnos que uno de los proyectos más gamberros de la música patria se iba a volver a reunir en este 2024. La incorporación del G-5 al cartel de las Noches del Botánico fue toda una sorpresa. ¿Era este un concierto para recordar Tucaratupapi, su dicharachero debut de 2006, o venía motivado por nuevo material? Pues por fortuna se trata de la segunda opción; y es que el proyecto de El Canijo de Jerez, Diego Ratón (Los Delinqüentes), Kiko Veneno, Muchachito y Tomasito parece que tiene listo su segundo trabajo titulado, si no nos tomaron el pelo, El que quiera dormir que se compre una colchoneta.

De esto no nos enteramos hasta que el concierto llegaba a su parte final. Lo que sucedió antes no fue otra cosa que una estupenda guasa para enmarcar. Pasadas las diez de la noche los cincos artistas, acompañados por un bajista y un batería, se dispusieron en línea al fondo del escenario para ofrecer un show dinámico y con clase, trabajado y disfrutable, como si estuviésemos en el 2006. La formación estaba calentita, sedienta de fiesta, y ni los pequeños problemas con los acoples en los monitores de Kiko Veneno, que nos paró de hacer aspavientos tras el arranque con “Calla”, impidieron que los cuarentones y cincuentones que se reunieron en el recinto de la Complutense parasen de corear todos y cada uno de los temas de un Tucaratupapi que dieciocho años después sigue sin estar disponible en las plataformas digitales.

La gracia y la guasa rodeó una velada donde, como no, Tomasito fue el integrante que más juego dio con sus bailes y taconeos en primera fila, mientras sus compañeros músicos ponían las banda sonora de una calurosa noche. “La oreja baila sola”, “La fiebre”, “El cheque”, “El vino y el pescao” o “Perdío” fueron brotando casi encadenadamente, como si una banda de chavales jóvenes se tratase. Fue en la recta final cuando comenzaron a mostrar algunos de sus nuevos temas, como el primero de ellos donde Tomasito se encargó de dar el ritmo tecleando una antigua máquina de escribir.

Hubo un momento para el recuerdo hacia la figura de Dolores Vargas, inspiración para el grupo, interpretando su clásico “Achilipú”, tema previo a su espantada del escenario para volver pasado un rato ataviados con sombreros de vaqueros, plumas de indios y “40 forajidos” en sus guitarras. Éxtasis rumbero coronado con la posiblemente titulada “El que quiera dormir que se compre una colchoneta”, donde comenzaron a volar colchonetas de playa e incluso algún que otro mini de cerveza. Ni los ingleses viendo a sus Arctic Monkeys. Chapó señores.

Galería del concierto de G-5 en Noches del Botánico

 

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