Crónica del concierto de Fontaines D.C. en Madrid (Wizink Center)

Por María José Bernáldez 0

Fontaines D.C. Wizink Center

Si algo hizo especial el concierto del pasado sábado 2 de noviembre en el Wizink Center de Madrid de Fontaines D.C.organizado por Houston Party – fue el conglomerado de generaciones que nos encontramos allí dejándonos la voz en sus estribillos.

Porque, sí, los de Dublín son un grupo generacional, pero ¿qué generación debe apropiárselos? ¿La genX que estuvo ahí con Oasis y que necesitan otros grandes héroes de las islas con sus guitarras? ¿Los millennials que merecemos tener un grupo generacional que no nos haga sentirnos ni muy jóvenes ni muy viejas? ¿O la genZ, verdaderos adalides del cambio y la defensa de la salud mental por los que claramente aboga la banda es Romance, su último disco?

Lejos de quedar para pegarnos por ver quién era más fan, nos reunimos todos sin preguntarnos por la edad, sino simplemente por nuestro disco favorito o por si ya les habíamos visto en directo alguna vez.

Fontaines Madrid

Para la que escribe esto, casualidades de la vida, es la segunda vez en 2 meses que voy a poder verles. La primera fue una semana antes de la edición de Romance, en un gran ensayo general en el Paredes de Coura. Lo del sábado en Madrid fue una aventura completamente distinta. 

Romance es el cuarto disco de Fontaines D.C. y, a pesar de tener hits ya para caer malos y hacer un set completo, se dejan fuera canciones que ya llevan años martilleando nuestra cabeza, rescatan himnos como A Hero’s Death o Televised Mind, pero este último  fue el que se llevó el gran protagonismo: de sus 11 canciones sólo se dejaron en el tintero dos. La que aporta el título al disco fue la primera elegida, cantada detrás de una sábana, como un gesto de timidez para dar paso al huracán de Jackie Down the Line con un Grian Chatten en el papel de perfecto maestro de ceremonias porque tiene más que asumido el rol que le ha tocado en esta vida: el de estrella salvadora del rock, pasado por el filtro de la terapia y de un disco en solitario en el que ya dio rienda suelta a todo lo que tenía dentro para volver renovado al grupo.

Porque lejos de las estrellas inalcanzables que le tocaron a la GenX o de las estrellas impresentables que nos han tocado a nosotras, las millennials, Grian, con su estética fife al 200%, habla abiertamente de (y no sólo habla, no, GRITA) sus problemas a quien quiera escucharle. Se acabó eso de morirse a los 27. Para muestra, el ejemplo de cerrar el concierto con Starbuster, la crónica de un ataque de pánico en el metro que te deja completamente sin aliento para terminar. Pero también nos removieron, antes de todo eso con nuestra canción favorita de 2024: Favourite, con un riff que ya quisieran haber tenido bandas de los 90 y un vídeo dedicado al mismo Madrid donde estaban tocando. Porque su unión con España además de tener dúos con bandas españolas, el vídeo que hemos mencionado o el porrón de conciertos que llevan dados en nuestras fronteras (una se subió al carro en 2019 pero ahí están las fechas que dieron en Valladolid o el Puerto de Santa María en 2017) viene dada porque Carlos O’Connell, uno de sus guitarristas, que nació y creció en Madrid juega en casa. Y, para demostrarlo, hace algo que, efectivamente, emociona a todas las generaciones: deja de lado la guitarra y se acerca al teclado para tocar una versión de Antonio Vega: Tesoros. Profeta en su tierra. 

Fontaines Madrid

 

Nos deja tocadas, claro. Pero ahí sigue Grian, jaleando al público sin parar de cantar, con su camiseta de fútbol con el número 93 (no, no es su año de nacimiento, es aun más joven que eso), con la bandera de Palestina ondeando desde el teclado, con un Wizink lleno y rendido a la banda que ha venido a salvarnos, la que esperamos que sea nuestra favorita durante bastante tiempo.