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Sábado en el Rock en Seine 2011 (parte III)

Por Ross Gallagher 0

The Black Box Revelation. Foto de Nicolas Brunet

O sobre como sobrevivir al diluvio universal divirtiéndote en el proceso.

El sábado fue un día que estuvo marcado por la lluvia – también había llovido bastante el día anterior – , aunque por fortuna, no tuvo repercusión alguna gracias al buen hacer de los organizadores.

Empecé otra vez a las 3 de la tarde viendo a The Black Box Revelation, dúo belga consistente en un guitarrista y voz y un batería, tocando un garage-rock enérgico en el que poco se echaba en falta un bajo, destacando sus singles I Think I Like You y High on a Wire.

Myra Lee. Foto de Nicolas Brunet

Me moví al término a ver a Myra Lee, grupo local de Folk-Pop compuesto por cinco miembros y con dos EP autoeditados, el último llamado ‘The Flame in the Eye’, en el que destaca la figura de Maud Nadal, cantautora y líder de la banda, siendo uno de los grupos que cada año quieren dar a conocer, en una de tantas iniciativas loables que propone el festival. Ofreció un buen concierto, en el que se le notaron mucho las influencias de PJ Harvey (tanto en estilo como en su voz, que parecía un cruce entre la mencionada diva y nuestra Russian Red).

Cage the Elephant. Foto de Nicolas Brunet

Vuelta entonces al escenario secundario en el que empezaba el grupo que más interés tenía yo por ver ese día, Cage the Elephant, que a una hora tan temprana como las 4:15 ya había conseguido llenar el aforo siendo difícil acceder a zonas cercanas al escenario. La banda cuyo segundo trabajo ha tenido una gran acogida, hizo un buen derroche de energía, con mención especial a ese terremoto que es Matt Shultz, que no para un momento de bailar, saltar, darse un baño de multitudes encaramado a la valla o incluso atreverse con el crowd surfing.

El caso es que a pesar de todo esto la respuesta del público no era todo lo emotiva que me esperaba ni la banda sonaba suficientemente compacta, pero no por ello dejó de ser un buen concierto con el plus que te da Matt con su contagiosa actitud. El grupo empezó con In One Ear, y supo mantener la intensidad durante los 40 minutos de concierto que estuvieron coronados con Ain’t no Rest for the Wicked, el hit Shake me Down y finalizando con la enérgica Sabertooth Tiger.

Cuando finalizó, me acerqué al concierto de Blonde Redhead. El trío formado por dos hermanos gemelos, a la guitarra y batería, y la cantante y guitarrista japonesa Kazu Makino, se centró en los tres últimos discos, y aún resultando menos preciosista, no tan elaborados e incapaces de transmitir tanto como en estudio– al ser tres músicos sobre el escenario -, resultó en un concierto que a veces pasaba casi por intimista y que merece ser escuchado y valorado, y que regaló buenos momentos.

The Jim Jones Revue. Foto de Sylvere.

A continuación, mientras sufría el diluvio universal, acudí a ver BB Brunes. El grupo francés, que según las malas lenguas está encasillado como grupo “pop-rock para chicas”, dio un concierto en el que sonaron decentes, viendo retazos de parecidos con Arctic Monkeys o The Strokes, pero en el que no consiguieron llamarme la atención. Estas dos cosas valieron para que me decidiera ir a otra parte hasta que llegaron The Jim Jones Revue.

La banda de garage-rock inglesa, que tienen cierto sonido de corte rock & roll clásico, dieron una lección de energía y saber hacer sobre el escenario. Desde el minuto uno de concierto hasta el final pusieron al público patas arriba tocando de forma soberbia, y conectando con el respetable que bailaba desenfrenadamente, sin tregua. Sobresalientes, y a mi modo de ver el mejor concierto del sábado.

De ahí corriendo a ver a Interpol. Uno de los grandes reclamos del día dieron un concierto de menos a más en la hora que dispusieron. No estuvieron muy comunicativos y realizaron un setlist que dio un repaso a todos sus discos, no faltando Slow Hands, Evil (que a mí particularmente me pareció algo acelerada, ¿las prisas por ajustarse al horario tal vez?), Obstacle 1 (con la que cerró) o  The Heinrich Maneuver, además de abrir con el primer tema de su nuevo trabajo homónimo, Success.

Sinceramente servidor no es muy fan del grupo y sobre todo la primera mitad me costó mucho meterme en el concierto, aunque tengo que reconocer que conforme avanzó se fueron entonando y sonando mucho mejor e incluso daba la impresión que el público lo disfrutaba más, hasta llegar a convencerme. Lo dejaremos en un “Bien” a punto de notable.

DFA 1979. Foto de Nicolas Brunet

Recorrí la distancia que me separaba del escenario secundario en el que estaban tocando Death From Above 1979. La formación canadiense, que ya había empezado su show cuando llegamos, tocó de forma enérgica y como si el tiempo no hubiera pasado por ellos (se separaron en 2006, hace cinco años antes de volver para girar juntos). El dúo dio una lección de cómo crear un concierto oscuro y eléctrico, logrando un ambiente en el que no podías más que sumergirte en los pasajes “dance-punk” y ponerte a balancear la cabeza sin parar.

Arctic Monkeys. Foto de Sylvere.

Gran concierto en resumen, hasta que me fuí de allí un poco antes de que terminara para llegar a tiempo al cabeza de cartel del día, Arctic Monkeys. Los seguidores del grupo están de enhorabuena; los de Alex Turner bajo la influencia de Josh Homme se han convertido en un grupo muy sólido, en el que incluso sus temas viejos suenan mucho más rock que nunca.

Su nuevo estilo podrá gustar más o menos pero lo que es innegable es que ahora son mucho más músicos que al principio, y eso se refleja en los conciertos, manejando tempos y marcándose riffs de temas clásicos (Johnny B. Goode’s de Chuck Berry al final de Brick by Brick). El setlist mezcló todos sus discos, cerrando antes de los bises con When the Sun Goes Down, para retomar después en un buen final con Suck it and see, Fluorescent Adolescent y 505. Tampoco faltaron los ya clásicos Teddy Picker, Crying Lightning o I Bet You Look Good on the Dancefloor. En resumen, gran concierto que cerraba el escenario grande y para mí también, el día de hoy.

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