Más Nothings que Cloud.
Cuenta Caitlin Moran en su libro “Cómo se hace una chica” (spoiler), cómo pasó de escribir críticas desde el fanatismo a la destrucción. Si bien al final se redime y entiende que la crítica, si no es constructiva, no tiene mucho sentido, lo que una aprendió tras leer ese libro es que hay que contar la verdad, sin filtros, para que la crítica, al menos, sea provechosa. Anoche, igual que en el libro y lamentablemente, no nos quedó más remedio que pasar del fanatismo a la destrucción.
Nuestro fotógrafo, Ignacio, puede aportar imágenes desde la primera fila en las que se ve a un grupo compacto, sin artificios, que da el 150% en los conciertos. Que, como nos contaban hace unos días, sólo saben hacer conciertos a través de la intensidad. Sin embargo, la realidad se abría paso unas filas más atrás. La mala calidad del sonido, en la que la batería se tragaba cualquier otra cosa deslució el que era el primer concierto de la banda en España en cinco años.
En las filas de atrás fuimos testigos de cómo el público increpaba al técnico de sonido para que hiciera algo con los problemas de sonido que estaban minando la paciencia de todos. Se le hizo saber a la banda, que puso de su parte para intentar solucionarlo, pero parecía no haber remedio posible. Cada vez más gente en la mesa de sonido, cada vez menos gente en el público.
¿El setlist? Magnífico, de haber sonado en condiciones. Una primera parte dedicada a la casi totalidad de su último disco, Last Building Burning, el primero al que han sabido trasladar la potencia de su directo. Una primera parte de la que sólo podremos recordar lo que pareció un infinito solo de batería. En la que las letras de las canciones eran imposibles de corear por un público que quería entregarse, pero no sabía cómo seguir a un cantante al que sólo se le intuía.
La segunda parte, dedicada a los hits de discos anteriores, con parte de la audiencia abandonando la sala 0 del Palacio de la Prensa y pidiendo hojas de reclamación, pareció querer remontar el desastre. Quizá en las dos últimas canciones y en el bis (“Stay Useless” / “I’m not Part Of Me” y la magnífica “Wasted Days”) llegó a sentirse la ferocidad que se esperaba. Pogos, crowdsurfing y, en fin, una descarga eléctrica necesaria para no empañar del todo el recuerdo.
Pero nadie salió contento. Tanto que, los propios promotores (SON Estrella Galicia, a los que si bien hay que reprocharles la absoluta desorganización del evento hay que reconocerles el buen hacer en lo que a comunicación se refiere) informaron a la salida y, después, en redes sociales, que devolverían íntegro el importe de las entradas a los compradores y, además, garantizaban la entrada (¿sin coste?) en el próximo concierto en sala que pudieran organizar con el grupo. Distinto será que los asistentes quieran repetir su experiencia o que la banda, visto lo visto, quiera repetir la suya. Tal y como dice su canción:
I know
My life’s not gonna change
And I’ll live
Through all these wasted days
Never thought
That I’d end up this way
And I know
It’s gonna stay the same.
Galería del concierto de Cloud Nothings en Madrid
Fotos por Ignacio Sánchez-Suárez.