El rapero sevillano hizo sudar a sus fans con un show frenético.
Con esta primavera que, aunque sea nueva en el calendario, lleva en nuestros armarios bastantes meses nos movimos este pasado viernes hacia la sala Nazca, ligeros de ropa, para disfrutar y empaparnos del directo Ignacio González, aka Shotta. Salvaje, su sexto LP, fue el culpable de ponerme delante suya por primera vez en solitario (el año pasado ya pasó por la capital como corista de su hermano ToteKing); un trabajo frenético donde vuelve a rimarle al amor y a escupirle al fascismo tan presente, desgraciadamente, en los últimos meses.
Los jovencísimos Araujo y Skaynx, con Zeke en las bases, fueron los encargados de ir calentando a los seguidores más madrugadores que desde más de una hora antes de abrirse las puertas de la sala ya estaban esperando. Producciones crudas que reflejaban que aún les quedan tablas y soltura sobre el escenario (en los últimos temas parecían quedarse sin voz) aunque materia prima hay. Paciencia.


Pasadas las diez, con ya el ambiente calentito, Dj PLM se subió para comenzar a soltar instrumentales, imposible quedarse quieto, mientras que Shotta parecía pensarse demasiado el saltar hacia el escenario, pero por suerte arrancó “Por mí” y tras la cortina salió el pequeño de los hermanos de Alcántara. Manos en alto, chocando con las primeras filas desatadas que no dejaban de recitar la letra incluso cuando salió Dollar, el primero de los invitados que por allí pasaría, para lanzar sus líneas.
A partir de ahí tuvimos un chorreo de temazos durante una hora y media sin descanso. Al concierto se vino a sudar y no se podía perder el tiempo con discursos, para eso ya hablan sus temas. Más de veinte años tirándola con acierto dejan tras de sí un reguero de canciones con las que es más que sencillo confeccionar un repertorio sobresaliente.


El inicio del show sirvió para demostrar la valía del sevillano a solas, ni corista ni apoyo para hacer vibrar al público, y eso que tenía anunciado a su hermano como uno de los invitados en la velada. De Héroe, su trabajo conjunto de 2012, se sacó de la chistera las brillantes “Voy a…” y una tuneada “Sanse”, dos minutos de flow a fuego. No serían los únicos cortes rescatados de ese disco, pero para eso tuvimos que esperar algo más. Mientras, hubo tiempo para corear “Salvaje” o “Sonrisas y lágrimas”, buenas elecciones del notable disco. Con el público metido en harina hizo acto de presencia Danny Killah de Mad Division. Doble espectáculo y fuerza para el show. Colabos como las de “Recuerdo” o “Hardcore” menearon los brazos de toda la sala y casi perdemos el pequeño escenario de la Nazca cuando tiraron del clásico old school “Poesía urbana” (¿dónde estaban muchos de los presentes cuando salió esta canción?) o la brutal “[email protected]” con esa base EDM.
La riqueza lírica de Shotta le permite saltar por distintos estados y momentos, desde marcarse unos versos improvisados hasta recordarnos que “el niño de la selva ha vuelto” o girar con la moña “Vuelve”. Tras algún tirito su hermano ToteKing se dio por aludido, salió a escena y la sala se vino abajo. Juntos los hermanos demostraron que no tienen rivales: “Mi política”, “Gordos” “Muchas gracias”, “Hermanos para siempre”… todos en una nube, magia sobre el micro.
Quedaba la guinda del pastel y el encargado de ponérsela fue Morodo, colega de los sevillanos (innumerables sus colaboraciones), cantándole a la “Felicidad”, porque qué te puede hacer más feliz que un concierto de Shotta antes de arrancar un fin de semana. Vuelve pronto chaval.
Galería del concierto de Shotta en Madrid
Fotos por Ignacio Sánchez-Suárez.