Hay combinaciones de grupos que, nada más anunciar el concierto, te fascinan. Un poco más y casi aplaudes en tu casa, en la oficina, en el autobús, donde surja: es perfecta. Algo así ocurrió cuando supimos que Fucked Up y Perro iban a compartir escenario en el Sound Isidro. Porque ambos grupos comparten una forma de entender el punk con cierto sentido del humor, porque rezuman personalidad, porque es muy complicado sentirte indiferente ante ellos.
Una cita obligada, llegamos a pensar nosotros, pues no es tan frecuente que veamos a Fucked Up por nuestro país. Sin embargo, tenía una dura competencia: de un lado, aquellos que se habían marchado a Barcelona, al Primavera Sound; por otro, aquellos que optaron por dos de las sensaciones de la psicodelia andaluza, Derby Motoreta’s Burrito Cachimba y Quentin Gas & Los Zíngaros. Mayo se pone intratable con esto de los conciertos 😉
Abrieron la noche Perro, que se tomaron con cierto humor que no hubiera tanta gente como en otras ocasiones. Que si mañana toca trabajar, que si no os habéis ido al Primavera… Se hace raro ver un concierto de los de Murcia sin pogo alguno: se hacía complicado, se necesita más gente para ello. Se podría decir que es un detalle sin más, que depende de la gente, pero lo cierto es que se merecen esa reacción por esa irrefrenable capacidad que tienen de hacer que te muevas, seas o no de empujones y saltos varios. Porque jamás se rebajan.
Todo son risas, pero hay que reconocer la solvencia y profesionalidad de Perro. Podría afirmar que no les he visto jamás un mal concierto: puede que las circunstancias no les acompañen, pero ellos tienen muy claro lo que su público espera de ellos. Esa contundencia rítmica de sus dos baterías, esa especie de caracoleo que tienen a la hora de tocar la guitarra y el bajo, sus breves intervenciones socarronas que tienen su puntito de crítica (Murcia es África, ya sabéis), el cómo ellos cuatro van cambiándose los instrumentos…
Y todo eso alimenta algo fundamental: su estilo propio. Sólo escuchando unos pocos segundos, puedes reconocer que es una canción de ellos. Ni mucho menos son todas iguales, ojo, pero tienen una esencia que puedes afirmar claramente que es de Perro. Desde esos inicios más hardcore con “Martillo” o las naïf “La Reina de de Inglaterra” o “Marlotina”, hasta canciones más nuevas como “Pickle Rick”, con la que abrieron” o la contagiosa “El Sereno”, pasando por “Ediciones Reptiliano” o “Azul Mayoría Absoluta”. Es difícil encontrar otros como ellos, lo que les hace aún más necesarios.
En cuanto a nervio y vigor escénico, Fucked Up no se queda atrás. Habiendo tres guitarras, además del bajo de Sandy Miranda, no es de extrañar el abanico sonoro que pueden alcanzar. Tanto ellos como el batería forman un conjunto instrumental que, por sí mismos, tendrían un reconocimiento y un rodaje abrumador. Pero es que son mucho más y la “culpa” es de Damian Abraham, su icónico vocalista, que puede eclipsar a todo aquel que se le presente con su presencia escénica.
No exageraría, ni sería una intensita, si dijera que es una fuerza de la naturaleza: tiene algo casi telúrico, que te hace no dejar de mirarle cuando está sobre el escenario. Y fue gracioso, porque midió su aparición para crear una mayor expectación (si es que había poca). Salieron sus otros cinco compañeros, que comenzaron a tocar “Dose Your Dreams” y fue Josh Zucker quien cantó inicialmente. Discretamente, Abraham apareció en escena, con una gorra y sus gafas graduadas, y se quedó en un segunda plano, hasta que se desbocó y ya no hubo quien le parara.
No para de moverse, se desgañita cantando, hace girar el cable del micrófono, se marca unos bailecitos que a más de uno nos daría vergüenza… En el fondo, el vocalista de Fucked Up tiene algo de espíritu infantil viéndole disfrutar del escenario, porque no tiene barrera alguna y hace lo que le apetece: de hecho, a mitad del concierto se aplastó un vaso de plástico contra la frente y así cantó hasta el final. Eso es lo que pasa sobre el escenario, pero es que contagia al público, que ya había crecido en número y que cantaron con él cada una de las canciones (incluso las de su nuevo disco, Dose Your Dreams (Merge Records, 2019)), al tiempo que algunos se animaban a hacer pogos (incitados por Perro ;)).
Una lástima que este concierto fuera poco más de una hora: te quedas con la sensación de que te hubiera gustado vivir más esa conexión. Pero fríamente lo piensas y te preguntas ¿cómo es capaz de aguantar ese ritmo sobre el escenario Damian Abraham? Ains, algunos nos estamos haciendo mayores.
Galería del concierto de Fucked Up y Perro en Madrid
Fotos por Ignacio Sánchez-Suárez.