Entrevista a Andrés Suárez: “Soy la persona más afortunada del mundo porque vivo de lo que amo”
Por 8 noviembre, 2019 16:090


Esta noche se inaugura una nueva edición del ciclo Momentos Alhambra Acustiquísimos. Andrés Suárez inicia esta serie de conciertos en formato acústico, motivo por el cual nos concede esta entrevista.
Actualmente te encuentras en un momento de transición antes de publicar tu siguiente trabajo, pero sigues ofreciendo conciertos, como el que te lleva este viernes a Santiago dentro del ciclo Momentos Alhambra Acustiquísimos. ¿Qué va a encontrar el público que acuda?
Efectivamente, me encuentro en un momento de transición, muy cerca de mi octavo disco (si no me equivoco) y de manera excepcional, puntual y esporádica damos conciertos especiales, distintos, como es el caso de este Acustiquísimo. Dar un concierto para tan pocas personas me transporta a mis inicios en el Fonte, en el Momo, etc., locales en los que yo empecé y que me emociona muchísimo. Cuando la ocasión lo merece, salgo del estudio y vuelvo “a la casa”, al escenario. Volver a Santiago siempre es especial y creo que vamos a recordar aquellos momentos de bares en los que éramos diez.
Tus inicios están ligados a tocar en sitios de aforo reducido, como bares. ¿Cómo se vive el hecho de llenar grandes recintos? ¿Da vértigo o, por el contrario, da ganas de más?
Creo de corazón que tocar en un gran recinto es la suma de los recintos pequeños en los que has tocado; yo no creo en las carreras profesionales (y espero que nadie se ofenda por lo que voy a decir) en las que en un mes estás llenando un estadio. A mí me da muchísimo miedo, muchísimo vértigo; tienes que conocer el fracaso para valorar el éxito. Yo canté durante muchísimos años para tres personas en los bares y volvería a hacerlo a mucha honra y con mucho orgullo, porque a la gente hoy en día le cuesta muchísimo comprar una entrada, hacer kilómetros, cogerse un hostal… creer en ti y apostar por ti, dejar cualquier privilegio detrás como una compra diaria para comprar una entrada para verte. Así que, tocar en un lugar grande es fantástico, es un regalo de vida que te llevas para siempre, pero no creo que debas quedarte ahí. Llenar un Wikinz es esporádico, pero la vida sigue en los bares, y como te olvides de dónde vienes, ¿a dónde vas a ir?
¿Cuáles han sido tus grandes referentes musicales y qué música te gusta escuchar actualmente? En el caso concreto del panorama musical gallego, ¿cuáles son tus impresiones?
Yo crecí con Milladoiro, Berrogüetto… en el coche de mi padre sonaba desde música pop (Antonio Vega, Los Secretos…) pasando por el rock de Extremoduro, Franco Battiato, José Afonso y muchísimo folk gallego. Y eso me llevó a la canción, inevitablemente. Lo bueno de aquello, de que mi padre sea un melómano empedernido, es que cuando mamas desde pequeño todo tipo de música hace que tus referentes sean todos. Si no escuchas música, considero que no creas después. En cuanto al panorama gallego, recientemente he tenido la suerte de colaborar en el disco de mi querida Guadi Galego (“Immersión”) y la verdad es que fue un verdadero honor.
Cuando llevas a cabo una gira extensa, ¿de dónde sacas las ganas y la inspiración para componer?
Pues mira, llevar a cabo una gira de 80, 90 o 100 conciertos es duro, incluso físicamente. Son muchos meses fuera de casa, volviendo muy poco, viviendo prácticamente en hoteles… pero no tengo tan poca vergüenza como para vendértelo como un suplicio o un agotamiento, porque vivo de lo que amo y hay gente que se levanta por la mañana y no tiene trabajo, o gente que trabaja en algo que detesta y tiene que hacerlo; yo vivo de cantar, de viajar, de escribir. Hay gente que se piensa que son todo risas permanentes y no es así, hay veces que te duele la cabeza o la espalda o te baja la tensión, que no sabes en qué ciudad estás, pero es una suerte. Soy la persona más afortunada del mundo. No me atrevo a quejarme.
A lo largo de este año has hecho colaboraciones muy diversas, ¿habrá sorpresas en tu nuevo disco? ¿Algo que me puedas adelantar de proceso de composición o producción?
Ahora mismo no puedo desvelarlo… pero sí te diré que alguna sorpresa habrá y que lo estoy cuidando mucho. No te voy a decir que es el mejor disco de mi carrera, porque parece que lo digo de todos los que saco, ¡pero es que lo pienso! Son tres años en los que soy otro, cambio, me muda la piel, conozco otros países… Creo en la evolución y creo que tienes que pensar que lo último que haces es lo mejor. Yo me dejo la piel, el alma, el verso, reescribo, reedito, regrabo… hasta que considero que tengo el mejor disco al que yo puedo llegar.
Me voy a mojar: yo creo que el disco saldrá a comienzos del año que viene, aunque, si te soy sincero, no sé si esta entrevista será usada en mi contra si sale a finales… (ríe), pero me da que a comienzos del año que viene volveré a las firmas de discos, a la promoción, a los escenarios… y no te imaginas las ganas que tengo.
¿Cuáles son tus planes a corto/medio plazo?
Seguir preparando este nuevo álbum hasta, al menos, finales de este año, porque todavía hay instrumentos que añadir, frases que corregir, volúmenes que subir o bajar… Dar conciertos muy puntuales, como el Acustiquísimo de este viernes o el del día 29 en Vilagarcía de Arousa. La suerte de estos conciertos esporádicos es que me están llevando mucho a casa y tenía una morriña increíble, así que qué felicidad. Y también centrar mi energía en Desordenados, un proyecto poético-musical que a mí me vuelve loco, que es una banda impresionante en el Wizink Center, tocando para miles de personas en Madrid para que escuchen a una chica de 26 años recitar sus poemas. Me parece algo sumamente hermoso y es un honor formar parte de este proyecto tan bonito.
¿Un sueño por cumplir?
Mi sueño era Desordenados, un proyecto que nace a través de una canción que yo escribo a Elvira, a quien admiro y quiero (creo que escribe muy poca gente en este país como ella) y en el que comenzamos a soñar: primero con un pequeño bar, luego un teatro… y acaba en el Wizink Center, donde la gente va a pagar una entrada por ver poesía. Es decir, nos venden que la sociedad es una mierda, que estamos enfadados, que parece que estamos todos en una guerra… pero las librerías están llenas, me van a perdonar, y el Wizink se va a llenar el día 21 de noviembre. No todo está tan horrible y tan mal. El sueño de subirme a un escenario con una amiga que, encima, es una artista a la que admiro con locura, tenerla a mi lado y ver ese fondo de cabezas interminable me lleva a un lugar profundamente feliz.