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Entrevista a Dr. Spectro: Cibernética del descontento

Por Marcos Gendre 0

Marcos, Pablo y Alba forman Dr. Spectro, un trío de funk cibernético con el que charlamos acerca de las inquietudes sonoras y literarias que acaban reflejándose en sus canciones.

La única manera de rasgar la superficialidad es desde la ortodoxia de la inquietud. Y este objetivo es ampliamente cumplido cuando un trío de cerebros belicosos se marcan una solución donde el cyborg-funk convive a la perfección con un híbrido imposible entre David Mamet y Arab Strap. Dr. Spectro es la respuesta a tan brillante planteamiento y Ciudadano 4, el disco que plasma lo que Marcos Sánchez Armesto, Pablo Abeijón y Alba Nicolás han forjado a lo largo de ocho canciones de orgánica industrial y poderosa abstracción narrativa.

Pero ¿cómo nace el germen de esta receta?

(Marcos Sánchez Armesto): Yo partía de un temor. Le decía a Pablo: “No cuentes conmigo como un cantante”. Porque el tipo de música que nos estamos imaginando tiene un componente narrativo donde es más importante la proyección, el timbre, junto a la emoción, para que llegue de verdad, que a mí es lo que me interesa de cualquier arte. Puede haber mucha técnica, mucha técnica corporal, pero si no hay verdad, no me interesa.

Los días de grabación en el estudio, trabajé la voz como si fuera una obra de teatro. Me preparé a nivel teatral, me preparé la respiración, con abdominal a saco, para no tener que aspirar mucho entre verso y verso, estrofa y estrofa, y que quedase limpia la interpretación. Eso dentro de que en un propio acto de interpretación nunca lo vas a hacer igual el mismo día que al siguiente o el anterior. Entonces, ahí depende la parte emocional y del contacto con la canción. No le he dado más enfoque que ese, y mira que mi madre es profesora de música y me ha ofrecido mil veces hacer algo especial. Pero no he querido porque intuía que si preservaba la formación de voz teatral, nos iba a funcionar en este concepto.

De hecho, esa teatralidad es uno de los rasgos más distintivos de vuestro estilo.

(Marcos): Sí, yo ahí quise usar técnica de vaudeville y burlesque en cuanto a no ser el bufón, pero sí jugar con la confianza que te da estar en un escenario con un micrófono y no te imponga el público, sino imponerte tú. Hay múltiples ejemplos, como Nina Simone. No es ese mi objetivo, pero sí que hay un apoyo en esa figura media ficticia de predicador, de intentar llevar al público adonde tú quieres. Entonces, para mí eso sí tiene un componente interpretativo, pero que parte de fenómenos más asociados a la cultura popular: el vaudeville, el burlesque.

Como Marc Almond, que trasladó la performance al synthpop.

(Marcos): Yo como ciudadano cultural, oyente, tengo una microteoría. Dentro de este contexto de multiculturalidad, todos los géneros artísticos están demasiado metidos en su ombligo, y se están perdiendo opciones de aumentar su potencial artístico, solo por estar metidos en su historia.

Si te fijas, escuchando nuestro disco, yo no encuentro una línea, y me gusta no encontrarla. Me pone un poco. Sé que hay gente que se sentirá incómoda, pero creo que tiene precisamente que ver con no tirar por un solo camino. Es que tenemos 46 años. Llevamos treinta y pico años oyendo buena música, viendo buen cine, buena danza. ¿Cómo no voy a plasmar todo ese aprendizaje que no me dio el colegio?

De hecho, canciones como “Instrucciones” o “Edmond” parecen sacadas de sesiones diferentes.

(Marcos): Para mí, lo mejor es que, ni tan siquiera, está hecho a propósito. Salió así, y muy contentos de que haya salido así, sin esa intención previa que puede malear un poco el proyecto. Más que el proyecto, el desarrollo. Creo que siempre hay que dejar un espacio a la improvisación o a salirse de los cánones. A mí me hubiera gustado meter alguna canción más, y que también siguiera esa falta de línea que en la que yo, al menos, me siento muy cómodo.

A lo largo de las viñetas que discurren en el disco, se pasean personajes que no sé si, en algún momento, funcionan como alter egos.

(Marcos): No hay absolutamente nada autobiográfico. Sí que hay observaciones. Yo parto de una especie de teorema: todos y cada uno de nosotros necesitamos ser aceptados en la vida. ¿Qué hacemos y qué no hacemos para ser aceptados? Para mí, ahí, en ese misterio es donde están muchas de las preguntas que ni siquiera necesitan contestación, pero que nos ayudan a acercarnos al ser humano que nace y muere solo, y que piensa solo. Lo que me fascina es que determinada persona o personaje de estas características, y en este contexto, tome según qué decisión.

Dr. Spectro en acción.

Ciudadano 4 hace aflorar la imaginación hacia conexiones inauditas como las de Tom Waits con Arab Strap.

(Marcos): Lo bueno de Arab Strap, de Tom Waits, de incluso algún Lou Reed es, precisamente, que dicen: ¿Cómo mantener pendiente a la gente con este tipo de música? Pues tienes que contar una historia porque a lo mejor no te entra la música, porque vienes de otros lugares. Necesitas una buena presentación del personaje, un contexto. Salvo que la música sea muy pedorra, es muy difícil que no te diga algo. Es seguir poco la estela del storyteller. Me interesa mucho esa figura narrativa, que, sin prejuicios ni mojarse, simplemente, describe lo difícil que es mantenerse cuerdo en una sociedad tan exigente como la occidental.

Al escuchar vuestras canciones, también me viene el tecno funk New Order.

(Pablo Abeijón): Si hablamos de influencias, me resulta muy jodido. Porque creo que ni yo mismo las sé. He mamado mucho rock, pero hasta cierta edad. Hay un momento, cuando fui a Londres en el 95, que fue cuando vi que la electrónica era la música de nuestra época y el rock, la música de nuestros padres. Allí comencé a interesarme más por la electrónica. A la hora de investigar la electrónica, me di cuenta que todo lo que está hecho ahora ya estaba hecho hace treinta o cuarenta años antes. Todo lo que se está haciendo ahora ya se hacía treinta años antes. Descubrir eso fue un punto muy interesante. Porque si me voy a inspirar en algo, no lo voy a hacer en lo que se hace ahora, sino en lo que se hacía antes. Muchas veces la gente identifica cosas con otras que no he escuchado. Una cosa que nos han dicho muchas veces es que suena muy ochentero. Yo creo que no es buscado.

(Marcos): Yo tampoco lo tengo claro. Cuando a la gente le gusta algo, tiene ganas de aportar su conocimiento y tal. Claro que hay cosas en el disco que nos han influido: New Order, Joy Division. Pero no nos ha condicionado para decir “ey, queremos hacer esto”.

Pero ahora retrocedamos un poco. ¿Cómo nace Dr. Spectro?

(Pablo): Marcos y yo nos conocimos un poco de casualidad, pero ya había vínculos familiares. Yo siempre sintonicé con Marcos. Creo que nos parecemos, que tenemos cosas en común. Siempre me resultó un cierto imán. En lo musical, hacía tiempo que quería hacer algo después de dejar el anterior grupo que tuve. Entonces, arrastré tiempo componiendo cosas y probando con gente. Pero no encontraba a nadie que se comprometiera, que quisiera hacer algo mínimamente serio. Tenía claro que de la parte musical me quería ocupar yo, así tenía el control. El caso es que una vez vi a Marcos hacer una performance en Square, que estaba haciendo con música de fondo. Interpretaba el teatro del butoh, una cosa muy marciana. La música que llevaba era electrónica. Muy ambiente. Me moló mucho. Yo venía de pinchar y producir, y un día se me ocurrió preguntarle si le componía una banda sonora, y la hacíamos. Y así fue como nació Dr. Espectro, sin saberlo.

(Marcos): Esa propuesta la hicimos en el Metropolitano, y salió muy bien.

(Pablo): Esa fue la primera vez que hice música electrónica en directo. No de pinchar, sino después de seleccionar samples y mezclarlos en directo. También por la parte técnica no me había atrevido antes a hacerlo. Y salió muy bien. Pasaron los meses, y seguía con mi rollo de montar algo. Y un día que Marcos estaba pinchando en el Ambigú, le dije que quería montar algo, hacer temas, componer canciones. Le pregunté si se apuntaba, y me dijo que sí sin pensarlo.

(Marcos): Lo que nos unió a Pablo y a mí es la música electrónica. Para mí fue vital la experiencia de llegar a Londres con toda la explosión de todo el fenómeno Bristol, que me revolvió mucho el cerebro. Yo venía con muchos prejuicios de España e Inglaterra sobre la electrónica y el primer fin de semana se me cayeron todos, y ya me abrí a un mundo absolutamente apasionante que por entonces estaba muy maltratado por otros géneros musicales, y que como todo lo bueno, el paso del tiempo acaba poniendo a cada uno en su lugar. Para mí, en eso fue vital The Experimental Pop Band. Para mí, fue más importante casi que el Maxinquaye (1995), que el Dummy (1994). ¿Cómo puede haber algo tan elegante, con tanto talento sonidista, incluso? Y fue un lujazo mamar todo eso. Como Pablo y yo pinchamos, la atracción fue por la electrónica. Y creo que el proyecto Dr. Spectro está un poquito cogido a través de ese enganche común que nos apasiona. Nos gusta bailar. Para mí, eso es muy importante. Porque yo siempre he bailado.

En cuanto a ti, Alba: ¿qué es lo que te llamó la atención de Pablo y Marcos?

(Alba Nicolás): La autenticidad. Hoy en día, es difícil ser auténtico en algo. Mucha frescura. Y la verdad es que la música es muy hipnótica.

Tú te incorporas en mayo, ¿no?

(Alba): En enero de 2019, me operaron de la columna. Antes de la operación, me propusieron hacer coros en “Ya Molo”. Necesitaban una voz femenino, y me dije: ¿por qué no?

Yo en el escenario ya había estado como modelo. Pero no tiene nada que ver. Es cierto que ponerme ante el público me daba algo… Hacía más de veinte años que no hacía esto, y volver al escenario era como “caramba”, que sobre todo no quieres estropear su trabajo. Soy muy dura conmigo misma. Pero si a los demás les gusta, sigo.

Más allá de tu potente presencia escénica y tu complementación lírica con Marcos, hay algo más poderoso en la fórmula final de Dr. Spectro.

(Alba): Yo soy el espectro (risas)

(Marcos): Esto pedía una capa más. Como esta es una persona auténtica, sabía que iba a aportar autenticidad. Ha encontrado el lugar, la capa, que sin saber cuál era, nosotros sabíamos que podía beneficiarnos.

(Alba): Yo siempre tuve una relación muy potente con la música. Además, me siento muy afortunada porque siempre he tenido muy buena base de aprendizaje, empezando por mi padre que era un loco del jazz y mis hermanos, que eran músicos. Yo estoy acostumbrada a la música, y siempre he querido trabajar con música. ¿De qué manera? Nunca he sabido cómo. Hasta que llega Javier de la Rosa y empezamos a poner música a nuestras visuales. Pero esto ha sido la bomba.

Una de las canciones que más me ha impresionado es la relectura que hacéis del cuento “Instrucciones para dar cuerda a un reloj” de Julio Cortazar.

(Marcos): Conocía a Cortazar y a Migala, y cuando sacaron la de “Instrucciones para dar cuerda a un reloj”, ya fue, “gracias, Abel”. Fíjate tú que veinte años después no tiene nada que ver ni la estructura, pero sí que cogimos su ocurrencia de hacer esta canción.

Yo quería hacer “Instrucciones”. La hemos tocado y cuando había que decidir qué canciones iban al LP, insistí en que debía estar dentro, y estamos súper contentos del resultado. Creo que el texto de Cortazar ya está hablando de la presión del hombre moderno, que no tiene tiempo para ser persona, y sí para ser ciudadano ejemplar. Como dice el filósofo Albert Camus: ahora la gente está orgullosa de ser esclava de sí misma. Entonces, hay una perversión muy potente en cuanto a lo que da la democracia y lo que quita. Y creo que venía muy a cuento llevar este texto de Cortazar al móvil, que para mí simboliza toda la chaladura en la que vivimos actualmente. Y creo que Pablo encontró ahí una inspiración en la letra que le llevó a componer esta música. Y creo que funciona muy bien.

Lo bueno de tener 46 años es intuir lo que no quieres hacer. ¿Qué requiere hacer lo que queremos hacer y lo que no? Mucha comunicación. Seducirse y honestidad. Esto lo ha facilitado tener una amistad previa. Y luego ver en los catorce conciertos que hemos dado la respuesta del público. Eso nos ha dado también pistas en cuanto a sentir al escucharnos en estudio, y da pie paralelamente a que la capacidad de musical ha ido creciendo y yo me he ido soltando muchísimo a nivel movimiento, voz, juego, teatral, incluso creativamente. Porque en los nuevos directos ya vamos a meter mucho más tema teatral. En este sentido, creo que hay progresión paralela en cuanto a la creatividad de Pablo y a destensarme yo, y perderle un poco el respeto a entrar en un género nuevo. La verdad, nunca había hecho nada así.

El 7 de marzo, Dr. Spectro actúan en El Casino 1889, de Carballo.

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