Su último trabajo, Ensayo (BCore / La Castanya, 2020), salió el pasado 18 de septiembre
Puede que suene algo pretencioso pero no nos pasamos si decimos que Nueva Vulcano son un sonido en sí mismos. No hay duda de ello cada vez que te topas con una de sus nuevas canciones. “Ay, sí, son ellos“, te dices mientras la escuchas atentamente. Porque sabes que aquello que te cuentan de alguna manera te toca, te emociona y se graba en tu memoria, en la sección de canciones imprescindibles, muy cerca del apartado de directos que vives de forma especial.
Son necesarios, no exageramos. Y probablemente dirán lo mismo muchos de los que te cruzas en sus conciertos, que jamás valoran el faltar a uno de ellos. Será cuestión de autenticidad, tal y como hablamos con ellos en esta entrevista.
En 2017 os «despedíais» por un tiempo, con concierto en Lluïsos Teatre. ¿En algún momento os habéis planteado que en qué momento se os ocurrió regresar en 2020?
Supongo que consideramos que era un buen momento para empezar a componer y volver a estar 2/3 años dedicados en cuerpo y alma al grupo. Lo bueno de Nueva Vulcano es que el interés por el disco y los directos se alargan más de lo normal, y pasados dos años o más desde la salida del disco aún nos siguen reclamando.
Sin embargo, un año después volvisteis para las fiestas de La Melonera, en Madrid. Como grupo, ¿cuesta desligarse de la experiencia de tocar en directo? ¿Os influyeron las reacciones de vuestros seguidores ante vuestra «despedida»?
Sí y Sí. Cuando hablamos del ‘parón’ nos veníamos a referir a que estaríamos un tiempo cogiendo fuerzas para componer el nuevo disco. De forma que empezaríamos a anunciar algo una vez hubiéramos trabajado en ello. Pero al ser un grupo muy arraigado a los directos sí que es verdad que hay proposiciones (como los de La Melonera, etc) que nos hizo alargar la temporada de conciertos. Fue una suerte.
En la última entrevista que os hicieron en La Vanguardia comentabais que quizás os faltaba algo de ambición. Dándole vueltas a esa idea y a que sois un grupo con un sonido tan reconocible, con una comunidad de seguidores bastante fiel, ¿se podría decir que en ocasiones es complicado que conviva con vuestra voluntad de autenticidad?
Para nosotros la autenticidad reside en ser fiel a una forma de hacer y ver las cosas. En este sentido creo que nuestros seguidores agradecen la sinceridad y naturalidad con la que nos mostramos a la vez que reconozcamos nuestras limitaciones.
Antes de vuestros últimos conciertos (sala BCN, Tomavistas Extra), comentábais que lo mismo teníais que plantearos vuestro concepto de directo, que quizás resultaría abrumador ante un público sentado. ¿Lo seguís valorando? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Creo que no dejamos que la situación afectara a nuestros directos. Creo que todos, público y nosotros, sabemos que es algo diferente que es una situación excepcional y lo aceptamos como es.
De hecho en mi opinión, en el momento en que estamos, presentando disco, en el que gente no lo ha oído aún en directo, hace que el estar sentado ayude a estar más atento en las canciones y cómo es su puesta en escena.
Tras la primera escucha parece que vuestro sonido en este disco es más sosegado, más pop, pero en las siguientes parece que el tema “Ensayo” marca una separación: la primera parte sí que se corresponde con esa idea, pero en la siguiente las canciones son más eléctricas. ¿Es casual? ¿Era vuestra idea inicial o a medida que grababais y arreglabais el disco decidisteis organizarlo así?
Siempre hemos querido que en nuestros discos hubiese mucho dinamismo: me refiero a que el disco fuese pasando por diferentes estados, momentos álgidos, otros más paisajistas, otros más eléctricos, y en este caso tanto nuestro planteamiento inicial (Cara A – Cara B del vinilo) como la producción de Santi en el disco giró en este sentido. Y, sí, puede que el disco transcurra como dices, combinando la melodía y la garra a partes iguales. Marc Clos también sabe aportar en cada momento lo que pide la canción.
Santi García ha sido el productor de todos vuestros discos. ¿Podríamos considerarle el quinto componente (si contamos a Marc Clos) de Nueva Vulcano?
Totalmente, y en este disco más. En cada disco los cinco nos conjuramos para ir ofreciendo novedades a nuestro sonido de sobra conocido y Santi juega un papel fundamental. Mezclas como la de “Una Observación”, “Sueño Europeo” o “Mercurio Retrógrado” no hubiesen podido ser sin él. Evoluciona al mismo ritmo que nosotros.
Ensayo hace referencia a todo lo que no se ve y no se oye de un grupo, de su música, de sus directos, de ese espacio creativo. Pero es un término con varios significados: ¿es posible llevar más allá la idea de ensayo, pensando que también podría ser una prueba de cómo funciona Nueva Vulcano a la hora de componer y ensayar ahora que vivís en ciudades separadas? ¿O incluso siendo osados como una teoría sobre la modernidad a través de los personajes que aparecen en vuestras canciones?
El término Ensayo le dió a Artur una base sobre la que empezar a escribir, dando importancia a la cotidianidad del grupo en el proceso creativo. También le atraían sus distintos significados. Es cierto que también se puede ver como una ‘prueba’, ‘test’ o ‘tentativa’ el hecho de intentar avanzar viviendo a kilómetros de distancia, sí.
Al inicio del año, justo antes del confinamiento, nos encontramos con varios discos que tenían un punto distópico (Triángulo de Amor Bizarro, Biznaga, Erik Urano). ¿Podríamos considerar Ensayo como una reflexión sobre nosotros tras el confinamiento?
En mi opinión, Ensayo, como muchos otros discos de Nueva Vulcano, habla de nuestras realidades, nuestras dudas, nuestros retos, nuestras incertidumbres y nuestras alegrías, fácilmente aplicables a las vidas y al presente de quienes lo escuchen. La canción “Disney y Resaca Padre” la presentamos solamente a través de nuestras redes sociales como muestra de ánimos por la situación de confinamiento que sufríamos todos.
Falta de escucha, violencia soterrada en las relaciones interpersonales, nuevas terapias, la alienación que nos produce el ámbito profesional…¿Se podría decir que Ensayo trata de cuestionar al sujeto moderno?
La modernidad no es un tema con el que estemos en contra, más bien nos deja a veces perplejos. De cómo cambian las costumbres. Mientras que estos cambios no vayan en contra de los valores sociales con los que nos sentimos identificados, no veo razón para cuestionarlo.
Un cuestionamiento que incluso va más allá en temas como “El Eucalipto” o “El Sueño Europeo”. ¿Vuestra evolución como grupo os pedía involucraros, no quedaros simplemente en las personas y cuestionar ciertos poderes?
Sí que es verdad que en algunas canciones hemos hecho algún tipo de crítica social. Quien nos conoce sabe que a veces no reprimimos esta posibilidad que nos ofrece el grupo. En Ensayo le da a cada espectador un espacio para la reflexión. Si bien no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer, nosotros tampoco pretendemos decir que tienen que hacer los demás.
“La canción del Sol” y “Ensayo sobre la Decepción” parecen que hablan de un amor más real, que requiere cuidado. ¿Es tan complicado escribir canciones de amor que vayan más allá del desamor o de la felicidad más empalagosa? ¿Ambas canciones hablan de dos fases de la misma historia?
En mi opinión, siempre he pensado que Artur sabe cómo hablar de la importancia de las relaciones que tenemos con las personas de nuestro entorno, a veces mostrando admiración con un lenguaje cercano, nada impostado. Esas canciones tratan sobre eso.
En los últimos discos su familia ha tenido un protagonismo y el hecho de ser padre a los 40.
¿Ha variado mucho el significado del disco tras esta extraña evolución que estamos viviendo en 2020?
Es cierto que la pandemia nos cogió grabando el disco. Fuimos tozudos y pensamos que era un buen momento para sacar Ensayo, creyendo que nuestros seguidores lo agradecerían. Así que nuestro objetivo sigue siendo el mismo, poder llegar a personas que les funcione para superar estos malos tiempos. A nosotros nos ayuda y siempre relacionamos estas canciones con esta situación de excepción que estamos viviendo.
Por último, tengo que haceros una pregunta marciana, como fan del vibráfono. No es precisamente habitual en la música actual y se podría decir que es una seña de identidad de vuestro sonido. ¿Es una elección absolutamente punki?
Si con eso te refieres que no es nada habitual en un grupo de rock que haya un vibráfono o un melotrón, pues sí, es bastante ‘punki’. Marc Clos ha sido, es y será esa pieza que completa el puzzle. También veo muy punkis, por ejemplo, a Daniel Higgs utilizando un banjo, a Girls Against Boys utilizando dos bajos ó a Jawbreaker disparando audios en sus directos.
A los Nueva Vulcano nos encanta sorprender con cosas nuevas poco convencionales para no caer en la misma rutina o la misma idea de entender el rock.
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Fotografía de portada: Alberto Polo