El argentino brilló como un clásico vivo del rock en español.

Anoche, en un Cartuja Center CITE casi abarrotado, Andrés Calamaro ofreció una lección magistral de autenticidad, oficio y talento, confirmando por qué su nombre sigue ocupando un lugar destacado en la aristocracia del rock en español.

La cita formaba parte de la gira con la que el músico argentino celebra Honestidad brutal, ese disco doble y monumental que lo catapultó en 1999 como una voz esencial del género. En este nuevo recorrido, Calamaro no solo rinde tributo a aquel álbum, sino también a sí mismo, a su historia y a una manera muy suya —innegociable— de habitar el escenario.

Desde el saludo inicial, con gorra en mano como quien pisa una plaza de toros, hasta la despedida entre pases a la verónica mientras sonaba el pasodoble Nerva, el artista se mostró fiel a su estilo: provocador, elegante y sin concesiones. Sevilla fue testigo de un concierto sobrio en puesta en escena pero desbordante de emoción y energía.

Con una banda impecable y una sección de vientos que añadió matices nuevos a los temas más icónicos, Calamaro ofreció un repertorio generoso que recorrió los puntos más altos de su discografía: desde la crudeza sentimental de Crímenes perfectos y Paloma —coreada a capela por un público completamente entregado— hasta clásicos como Estadio Azteca, Flaca, y los eternos himnos de la época de Los Rodríguez como Para no olvidar o Sin documentos.

Uno de los momentos más celebrados fue Alta suciedad, donde la banda se creció con una interpretación potente, casi punk, que recordó que detrás de cada melodía hay una actitud. También hubo espacio para la exaltación más festiva con Los chicos, que sonó como si se cantara en una cancha.

Calamaro volvió a hacer gala de su devoción por la tauromaquia, aludiendo a figuras como Morante de la Puebla y defendiendo su posición sin filtros. Más allá de las polémicas, lo que se impone es su coherencia: no busca gustar a todos, sino permanecer fiel a una forma de estar en el mundo y en el arte. Ese gesto —tan escaso hoy— es parte de su leyenda.

El argentino, que venía de actuar en París, no escatimó elogios a la capital andaluza, a la que calificó como “la capital de la cultura europea y del mundo”. Anoche, ese amor fue correspondido con ovaciones y con la complicidad de un público que no solo lo admira, sino que lo siente suyo.

En definitiva, el de ayer no fue solo un concierto: fue una celebración del rock como actitud vital, y de Calamaro como uno de sus últimos grandes caballeros. Después de todo, y antes que nada, Andrés sigue siendo eso: un rockero de raza.

Galería del concierto de Andrés Calamaro en Sevilla

Décadas hemos tenido que esperar hasta poder ser testigos de una de las más ansiadas reediciones del cómic superheroico. Cómo no, estamos hablando de un título legendario como “Los Micronautas”, cuya aparición como forma promocional de la línea de juguetes de Hasbro en la que están inspirados dio lugar a un tour de forcé memorable al respecto de lo que conocemos como soap opera. Una que, en este caso, y al respecto de su coincidencia en el tiempo, tiene paralelismos más que evidentes con “Star Wars” en la configuración de los personajes que conforman dicho grupo, en el que, por ejemplo, contamos con una pareja de robots que funcionan como una traslación total al mundo de la viñeta de C3PO y R2D2.

Si en este sentido, estamos ante un primo lejano en toda regla de la criatura fílmica por antonomasia de George Lucas, también lo es su evidente ADN de tendencia mitológica. Eso sí, siempre dentro de un lenguaje juvenil tan propio de aquellos años setenta, en los que aún no habíamos llegado al punto y aparte que supusieron títulos como “Born Again” o “El regreso del caballero oscuro” de Frank Miller.

Aquí aún estamos en una era que proviene de los santos proverbios asociados a un público, eminentemente, (pre) adolescente que sigue anclado a los patrones del cómic de aventuras patentado en los años sesenta por Stan Lee y Jack Kirby a través de sus años al frente de un título como “Los cuatro fantásticos”.

En este sentido, los doce primeros números recogidos en este integral se encuentran entre lo más granado que nos ha proporcionado dicho género. Y lo es gracias a un Bill Mantlo en estado de gracia permanente, sabiendo conjugar a la perfección acción, humor y pulsión sci-fi en sus guiones.

Con estos mimbres, asistimos a un festín en toda regla al cual se sumaron dibujantes como Michael Golden, Howard Chaykin, Pat Broderick y el gran Steve Ditko.

En definitiva, un caramelo demasiado gustoso como para dejarlo pasar, anclado a una manera de plantear los cómics perdida para siempre donde la ingenuidad de algunas reflexiones suena con un encanto especial, pasado de tiempo, pero igualmente necesario para contar con todas las claves que hacen de “Los Micronautas” un título esencial dentro del canon estilístico de su época.

Un mundo de ensueño bajo las estrellas de Sevilla.

Pet Shop Boys eligieron este pasado 17 de junio la majestuosa Plaza de España, dentro de la programación del Icónica Sevilla Fest, para convertir Sevilla en una pista de baile emocional, sofisticada y vibrante. Lo hicieron como solo ellos saben: con una propuesta total que no fue solo música, sino una experiencia inmersiva en la nostalgia, el deseo y la ironía que han marcado sus cuatro décadas de trayectoria.

El espectáculo arrancó como un acto de magia: dos siluetas blancas emergiendo entre haces de luz, rostros cubiertos por máscaras imposibles, mientras sonaban los acordes inconfundibles de Suburbia. Desde el primer momento, quedó claro que esto no sería un repaso rutinario de éxitos. Era un ritual contemporáneo, donde Neil Tennant, en su rol de maestro de ceremonias futurista, y Chris Lowe, imperturbable como un tótem de sintetizadores, tejieron un mapa emocional a través del pop electrónico.

La escenografía —teatral, digital y deliciosamente excesiva— no restaba protagonismo, sino que amplificaba el carácter de cada canción. El repertorio, meticulosamente seleccionado, fue un desfile de clásicos que cruzan generaciones: Can You Forgive Her?, Rent, I Don’t Know What You Want but I Can’t Give It Any More, Domino Dancing, It’s a Sin, West End Girls, Paninaro, Being Boring… Pero lo más impactante no fue la sucesión de títulos, sino cómo cada uno se transformaba en una postal emocional diferente, entre luces estroboscópicas, bajos contenidamente vibrantes y proyecciones de realismo poético.

Hubo momentos de clímax coral, como la aparición de Clare Uchima en el inolvidable dueto What Have I Done to Deserve This?, o la ráfaga operística de Left to My Own Devices, que convirtió el escenario en una rave con alma barroca. Y también instantes de inesperada ternura, como Se a vida é, que desató un aire festivo y sensual, como si Mardi Gras hubiera aterrizado por unas horas en Andalucía.

Tennant manejó con elegancia el contraste entre ironía británica y emoción a flor de piel. En un instante podía narrar una distopía urbana y al siguiente soltar un juego de palabras sutil. Porque eso es también parte de su poder: hacer de la pista de baile un confesionario, un espacio para recordar y reinventarse. Y anoche, en Sevilla, cada compás fue una cápsula del tiempo que nos devolvía una versión de nosotros que creíamos perdida.

Más allá de la calidad sonora y visual, el concierto dejó una huella más difícil de medir: esa sensación de haber asistido a algo irrepetible. Una noche en la que el calor no importó, los cuerpos bailaron con entusiasmo contenido y el pop dejó de ser un género para convertirse en refugio.

Pet Shop Boys no ofrecieron un concierto. Entregaron una celebración sofisticada del ser, del pasado y del deseo. Sevilla les dio el lugar perfecto, y ellos respondieron con precisión matemática y alma de poeta. Cuando se apagaron las luces, no terminó la noche: empezó el eco que durará días en quienes lo vivieron.

Galería del concierto de Pet Shop Boys en Sevilla

El festival se celebrará del 10 al 12 de julio.

Tras las recientes últimas confirmaciones el Bilbao BBK Live 2025 presenta sus horarios oficiales para una edición que contará con más de 100 artistas repartidos tanto en el recinto de Kobetamendi como en la capital vizcaína con la programación de Bereziak.

Pulp, Raye, Kylie Minogue, Bad Gyal, Ca7riel & Paco Amoroso, Amyl and the Sniffers, Diamano David o Bicep son algunos de los principales atractivos que tendrá este verano el festival vasco.

Los bonos y entradas para Bilbao BBK Live 2025 están a la venta en bilbaobbklive.com y Fever Up.

Horarios Bilbao BBK Live 2025

Abonos ya a la venta a través de DICE.

Un otoño más la isla de Formentera volverá a llenarse de música gracias al SON Estrella Galicia Posidonia, el etiquetado como “festival para aquellos que huyen de los festivales”. Un evento al margen de los grandes nombres y aglomeraciones que juega las cartas del enclave insular y un cartel secreto que se conoce una vez se va celebrando el festival, y que por segundo año repite como el único festival del mundo con la certificación TRUE Platinum como Zero Waste o Residuo Zero.

Para este 2025 el SON Estrella Galicia Posidonia se celebrará del 3 al 5 de octubre, y contará con nuevos escenarios que se desvelarán poco antes de su celebración. Una edición cuya apuesta gastronómica estará encabezada por Martina Cacheiro de Casbah, Vicente Montfort de Fandango, Joan Costa de Sol, Paolo Nebuloni de Juvia, Juan Craywinkel de Gecko Beach Hotel y Clara Campoamor de la pastelería Sol Post, quienes elaborarán diversas opciones que se podrán degustar en la noche del sábado maridadas con las diferentes marcas de Hijos de Rivera. El resto de días se plantearán otras opciones en restaurantes y espacios de Formentera para continuar promoviendo los negocios locales.

A través de DICE ya se pueden comprar los abonos para este SON Estrella Galicia Posidonia 2025.

Si el Primavera Sound de Barcelona es un estrés constante y cíclico, el Primavera Sound de Porto luce a vacaciones de festival. Y esta edición de 2025 doblemente: no ha llovido dentro del recinto en ningún momento. Pedid un deseo.La sensación de veraneo según atraviesas las puertas (un poco de cola por aquí, un registro por allá) es más que evidente: familias sentadas en la hierba, concursos y actividades paralelas, foodtrucks de comida típica portuguesa, el mar y la rotonda de la Anémona meciéndose con el viento.  I. De. Al.Este año hemos podido desdoblarse para contarte los casi cerca de 30 conciertos que vimos mientras estuvimos allí, si bien el cartel es más corto que el de su primo mayor, el Primavera Sound Porto tiene la ventaja de un recinto mucho más manejable: de punta a punta no se llega ni a 10 minutos.  

JUEVES:

  • Momma: Sí, repetimos el concierto de Barcelona. Sí, lo repetiríamos también la semana que viene, si pudiéramos. Un disco luminoso, uno de nuestros discos del año, merecía verlas otra vez a plena luz de sol. Esta vez, eso sí, el público coreaba sus canciones. Sólo nos queda verlas en sala para hacer la tripleta perfecta.
  • Dehd
    Dehd: Sabiendo de antemano que la oportunidad de verles en sala estaba perdida, el rock de guitarras de Dehd llenó un escenario que, a priori, les hubiera quedado grande. Pero derrocharon actitud y consiguieron llegar a todos los que estaban allí, genuinamente para verles. Cabe decir que aquí no hubo campers a la espera de que saliera la cabeza de cartel en prime time y se pudo fluir bastante bien.
  • This is Lorelei: Uno de los integrantes de Water From Your Eyes tiene montada esta banda que, así entre nosotras, nos gusta más. Tuvieron la suerte de estar en el escenario Revolut, el que mejor sonó de todo el festival. Caía el atardecer y reunieron hasta algunos artistas que venían de tocar en otros escenarios. Fueron de menos a más, primero desgranando su parte más country hasta llegar a su versión de la electrónica bailable. Disfrutamos todas y cada una de las fases. 

 

Momentary Blissness

Fontaines D.C: Grian Chatten aprovechó la pasarela que estaba montada en el escenario principal para hacer lo que mejor se leda: ser una estrella del rock. De Fontaines se han escrito ya bastantes ríos de tinta y con cada concierto dan un paso más en su status de banda generacional. Hace unos meses les vimos en Paredes De Coura, justo antes de lanzar Romance y el cambio ha sido gigantesco. Aptitud y actitud. La bandera de Palestina ondea mientras te piden que seas altavoz del genocidio de Gaza, se suceden los gritos (con ese tono portugués lleno de gravedad) de Free Palestine. Echamos de menos ya algunas canciones que han eliminado de su setlist, pero es que empieza a ser inabarcable la admiración que sentimos por ellos. Ojalá muchas más bandas así en el futuro, a las que poder llamar favoritas con todas las letras, sin titubeos. 

Magdalena Bay: Algo de frivolidad para despejarnos después de lo anterior. El despliegue de medios del dúo de Florida, su electropop, sus incontables cambios de vestuario dieron un espectáculo disfrutón en el que comprobamos, también, la diferencia de actitud no de la banda, que siempre que les hemos visto han dado el 150%, sino del público, que hace un par de años les recibía de manera más o menos tímida y esta vez, desmelenados y cantando a voz en grito todas y cada una de lascanciones. Su triunfo: convertir a los descreídos. 

 

 

  • Charli XCX: Y entonces llegó ella. Tuve la enorme suerte de poder ver este concierto como debe hacerse: con una adolescente. Nuestra guía GenZ de cabecera nos dio consejos y pautas de comportamiento para no desentonar en un concierto que no debería pertenecernos. Pero criadas con las divas pop de los dosmiles, Charli se siente casa y todas las que estuvimos allí volvimos a tener 15 años, como nuestra guía. Igual que con Fontaines D.C. hemos cubierto el espectro de ver la presentación de Brat hace un año a su muerte esta semana. Vaya viaje. Ella es la primera que sabe cómo hacer una despedida y se le notaba a gustísimo sobre el escenario. Aquí no tuvimos a Troye Sivan y la gira de Sweat. Se comió la soledad austera del escenario y salió vencedora, demostrando por qué debería ser cabeza de cartel allá donde vaya y dejando la incógnita de qué pasará a partir de ahora, con esta legión enloquecida de fans de varias generaciones que ha logrado crear.
  • Caribou: Sorprendida hasta yo. Tengo mis más y mis menos con Dan Snaith y su banda, siempre una de cal y una de arena. Me acerqué con algo de mohín porque este último disco que se ha sacado de la manga, con los vocals siendo su propia voz con filtros creados por IA no ha terminado de convencerme. Pero me encontré un artesano de la electrónica, creando canciones con banda y botoncitos desde cero con todo el público metido en el bolsillo, no sólo con lo que ya conocemos como himnos (pelos de punta, lo reconozco, con Odessa) sino también con canciones “menores” que se encargó de hacer enormes. 
  • The Dare: No siendo my cup of tea, la verdad que dio un concierto bastante gracioso, también tirando de electropop y, gracias a dios, sin tirarse al público. Muy buen cierre del primer día y, ojo, igual que había mucha gente con la camiseta del Bohemians FC y mucha gente con el verde Brat…también encontramos a gente performando su look de chaqueta, corbata y gafas de sol.

  VIERNES:

  • A Garota Não: ¿Quieres una buena razón para cortar una sobremesa en Portugal? La oportunidad de poder ver en directo a Cátia Oliveira, desagrrándose y desgarrándote es la mejor razón que podemos encontrar. Dando un nuevo sentido a la palabra “cantautora”, con una actuación sobria pero de una intensidad difícil de igualar, A Garota Não presentó las canciones de su recién estrenado segundo disco y dejó caer algunas de las canciones más importantes de su disco debut (ese Urgentemente nos rompió un poco por dentro). Ya sabéis que en esta casa damos bastante importancia a la música del país vecino y desde luego ella era y será cabeza de cartel para nosotras. 
  • Been Stellar: Que Been Stellar son mi grupo de año se sobreentiende por los votos en las listas de 2024 y porque es una canción suya la que titula esta crónica. Not sorry. La banda americana nos ha reconciliado con algo que creíamos muerto y olvidado: el indierock de guitarras.
    Been Stellar
    Las que ya éramos fans disfrutamos como enanas (no pun intended) del directo. Los que no les conocían se quedaron, primero haciendo una lista de todas las influencias que pescaban de cada canción, después, simplemente, disfrutando de la escalada de intensidad de su concierto. Son jovencísimos y están encantados con todo lo que les está pasando. Viven cada concierto como si fuera el primero, como si fuera el último. Y te contagian. Por un momento, efímero,  tenemos la respuesta, cantando con ellos. Y surgen nuevas preguntas pero también una certeza: en unos años podremos decir con orgullo que les vimos cuando eran unos críos. 
  • TV on The Radio: Si en Barcelona la noche cerrada jugó a su favor en el despliegue de grandes éxitos, la luz de la tarde hizo brillar sus canciones de una manera excepcional. Demostrando que son todoterreno y que, según pasan los años, increíblemente, más en forma están, los de Tunde Adebimpe se ganaron de tal manera a toda la gente allí congregada (y mira que era temprano) que incluso llegaron a cantarle Cumpleaños Feliz (en portugués) al batería, terminando de redondear la fiesta que montaron en un momento. 
  • TV on the Radio
     
  • Los Campesinos!: Pero dejadme que me explaye con el solape más doloroso de esos días. Ahora que bandas como Cloud Nothings o Japandroids dejan la escena, ¿qué nuevas bandas aparecerán para sustituirles? Quizá tengamos que mirar no hacia lugares nuevos, sino a lo que tenemos enfrente. Por supuesto tú recuerdas a esta banda por aquel You!Me!Dancing! (que BORDARON en una locura de versión coral que nos dejó con el mismo cuerpo que tuvimos en 2008), pero resulta que 15 años después, en lugar de vivir de las rentas, han decidido ser mucho más que eso. A finales de año las estadísticas de last.fm me dirán algo que ya sé: es el disco que más ha sonado en mi coche. Y es uno de los conciertos más divertidos, este del viernes del Primavera Sound Porto, del año. Gareth Paisey, su solista, dio una lección de frontman 1.0 y en pleno fervor se bajó al público para hacer hasta pogos con todo el que quiso acercarse a las primeras filas. Los siete miembros, después de tantos años, suenan como una maquinaria perfecta, tanto en los temas nuevos como en los más antiguos y nos dejaron con la bonita sensación de que hay vida aun en el powerpop, con algún remiendo por aquí y por allá más ruidoso que en su versión más canónica. 
  • Beach House: En la Razz tuvieron problemas técnicos. En el recinto del Primavera Sound de Barcelona hubo dispersión de sonido y de la actitud del público. Pero aquí, sonaron cósmicos, atronadores. La voz de Victoria Legrand nos tuvo hipnotizadas todo el concierto, esta vez sin nada que lo empañara. Si alguna vez tenéis que elegir entre ver a esta banda en España o Portugal, creedme, merece la pena cruzar la frontera. 
  • Beach House
     

 

  • Chat Pile: No entendí, cuando editaron el disco, la algarabía que se montó alrededor de ellos. Pero contaban con algo a favor, a priori: la bendición de Fantano, muso particular en la crítica musical. Nadie nos hizo spoiler del concierto y, en la primera canción, quisimos irnos. Si Beach House había conseguido elevarnos a un plano superior, Chat Pile nos bajaban no ya a la tierra sino al mismísimo infierno plagado de voces guturales. Pero pasó algo curioso: nos enamoramos. Un sinsentido, lo sé.
¿Carlos Boyero o Raygun Busch?

La personalidad de Raygun Busch, su frontman (esto ya curso avanzado), traspasó canciones, sonidos guturales y cualquier atisbo de duda sobre por qué se ha escrito tanto ya sobre ellos. Entre canción y canción: un cineforum. Nombrando películas, actores, escenas, directores relacionados con lo que tenía delante -Portugal- , cada interludio a lo letterboxd para coger aire nos enganchaba más a lo que estaba pasando sobre el escenario: una banda que ha encontrado su hueco pasados los 40 años en el que todo cobró sentido en conjunto. Fans absolutas para siempre, que no nos lo cancelen, por favor.

 

  • Deftones: El “segundo” escenario del festival desplegó ya todo su esplendor con el volumen al 11 para recibir a la banda de Chino Moreno a la que, jurao, se pudo escuchar incluso al otro lado del Atlántico. Atronadores en fondo y forma, aprovecharon para dar un repaso a toda su carrera (ventajas de no haber editado material nuevo en cinco años), volviendo locos a todos los fans que ocupaban la ladera completa y entre los que estaba el 90% del cartel restante que repitieron en todos y cada uno de sus respectivos conciertos que se morían de ganas de ver, precisamente, a Deftones. No me extraña. Nunca he sido muy fan de la banda pero entendí a toda la gente que tenía alrededor y llegué a contagiarme del entusiasmo porque, joder, vaya concierto.

SÁBADO:

  • Kim Deal: ¿Sabéis lo de que no se puede elegir si quieres más a papá o a mamá? Bueno, pues sí se puede. Era mamá la respuesta clara en este caso. Las últimas veces, siendo como somos muy fans de los Pixies, que vimos a la banda en directo sentíamos que faltaba algo. Y era ella, de nuevo, la respuesta. Kim Deal ha editado este año un discazo y ha sabido como nadie trasladarlo al directo con una banda espectacular y un saber hacer como maestra de ceremonias (Curso de frontwoman 1.0) que nos dejó en el sitio. Ya la versión de Gigantic, regalada. A una edad en la que la sociedad en general y la industria musical, en particular, pretenden mandarte al olvido, ella es la respuesta y el ejemplo a seguir. Bravísima. 
  • Kim Deal
  • Parcels: ¿Portugueses bailando? ¿Eso pasó? Los alumnos más aventajados de Daft Punk consiguieron lo imposible. Nadie vio nunca nada igual.
  • Carolina Durante: De todas las condecoraciones que nos hemos puesto en este festival, la de ver la primera actuación en Portugal de Carolina Durante entra en el top 3. Fue bastante curioso el público que reunieron: un guiri perdido pensando que empezaban Parcels allí, españoles que nos contaban que era su primera vez viendo al grupo ( en serio ¿? era real esto también ?¿) y, por supuesto, la legión de fans que seguramente hubieran agradecido llevar un rato una de las muletas de Diego Ibáñez después de vivir el setlist al máximo y hacer pogo hasta con la sintonía de The Office que abre y cierra suconcierto. Nos pasó como con Fontaines D.C: son ya TAN parte de nuestra vida que sus conciertos se nos hacen cortos y siempre nos faltan canciones, pero seguimos admirando profundamente el ser capaces de salir a actuar contra viento, marea y ligamentos cruzados rotos. Si alguna vez nos da por invadir el país vecino ya sabemos que podemos mandarles a ellos como avanzadilla porque desde luego conquistaron el Parque da Cidade entero. (Por cierto, de este golpe, Jotapop que andaba por allí fue el monstruo de los post-its)
  • Destroyer: Dudando de si estaba también con bastón o era el palo del micro, Dan Bejar salió, folios en mano, también en modo conquistador. Pero en la otra acepción de la palabra. Su banda, de una solvencia extraordinaria, le acompaña en ese rol de cantante melódico que tanto nos gusta. Su último disco, Dan’s Boogie, tiene pocas canciones así que le da tiempo a cantarlo casi completo mientras salpica temazo antiguo aquí y allá, manteniéndonos atentas porque su voz y sus instrumentos parecen hipnóticos.
  • Squid: Nos costó salir del embrujo de Dan y nos pasó algo curioso. Queríamos, de verdad, pasar a ver a las Haim. Nos guardamos esa carta para este festival. Sin embargo, en lo alto de la ladera, como mosquitos atraídos por la luz, sentimos la llamada de los cencerros de Squid. Ya hemos dicho antes que el escenario mejor sonorizado era el Revolut y no podíamos dejar de pasar la oportunidad de verles, escucharles, sentirles allí. No fuimos las únicas, porque de un principio algo desangelado de público, el propio cantante/batería/hechicero de la banda, Ollie Judge, levantó por un momento la vista y nos dijo que “wow, os habéis multiplicado”. Era imposible no acercarse. Cuando les vimos por primera vez tenían 23 años, lo que significa que aun no han llegado a los 30 y esa juventud, ese desparpajo, esos instrumentos inventados,  ese pormishuevismo musical nos ganará una y mil veces. El veneno del escorpión de su portada se materializó en nosotros, bailando sin antídoto. 
  • Cap’n Jazz: Seremos sinceras, no teníamos ni idea de que esta banda, side quest de American Football, existía hasta que los anunciaron en ambos carteles del Primavera Sound. Pero nos plantamos en su escenario (huyendo un poco de las hordas que iban para Central Cee) y nos llevamos de regalo una de las mejores experiencias vividas nunca en este festival. En lo musical y en lo performático.  Por supuesto, íbamos con los deberes hechos: de su corta discografía nos gustaban, antes del concierto, más o menos la mitad de las canciones. Después sería el 100%. El midwest emo revivido este 2025 por quienes, mira tú, lo crearon, era justo lo que necesitábamos. Allí estaban los hermanos Kinsella, con un perfil bajísimo, disfrutando de tocar como pocas veces hemos visto. Pero además el juego con el público ( pandereta va, pandereta viene, crowdsurfing, nosotros empezando a ponernos más mangas, ellos quitándoselas) le dio un punto de comedia al asunto con el que no contábamos. Lejos de lucir poca profesionalidad, conectaron con todos los que estábamos allí, al fin y al cabo estábamos en un festival, la idea claramente era pasárselo bien. A nuestro alrededor todo el mundo sonreía con cada paso de la puesta en escena. En el escenario, cero agobios, todo sonrisas también. Una experiencia difícilmente olvidable. 
  • Turnstile: El grupo del momento demostró muchas cosas en el que fue nuestro último concierto del Primavera Sound Porto 2025. Lo primero y más importante: no hace falta sonar muy alto para hacer ruido. La bajada de decibelios, más que buscada, nos tuvo con la sensación de estar bajo el agua mucho tiempo. En tiempos de autotune, con escenarios que habían conseguido llevarnos al tinnitus, los de Brendan Yates decidieron salir a defender el hardcore lo-fi sin afinar la voz lo más mínimo. Bienvenida sea la idea. Su nuevo disco, el que refleja su cara de siempre con una capa de sintes ochenteros, ya lleva una semana con nosotros y, en tiempos de turbocapitalismo y viralidad, eso equivale a varios meses de vida. La diferencia entre el concierto de Barcelona y este fue que a ellos se les veía más aclimatados (la semana anterior llegaron directos de las múltiples presentaciones del disco) y nosotras estábamos menos cansadas. Saltamos más alto, cantamos más fuerte, nos pegamos con el de al lado con más ganas. Never Enough es uno de los discos del año por méritos propios y sobrevivir a verles en directo en 2025 cuenta como hito. Sin necesidad de subir el volumen.
Turnstile

  Resta decir que ya estamos buscando alojamiento en Matosinhos para el año que viene, que ya tenemos el chubasquero a mano por si hace falta y que estamos por tatuarnos la Anémona de la rotonda de la entrada del festival. El Primavera Sound Porto, un año más, nos ha convencido de que merece la pena darse el salto a Portugal para poder disfrutar de todas las ventajas que ello conlleva. Parabens.

Galería del Primavera Sound Porto 2025

Su nuevo álbum saldrá a finales de agosto.

Hemos tenido que esperar un par de meses desde que The Hives anunciasen su nuevo álbum The Hives Forever Forever The Hives para que podamos escuchar otro de los temas que formarán parte de él. En esta ocasión los suecos adelantan “Paint A Picture”, un tema del que declaran: “Una canción sobre intentar convencer a los demás y a uno mismo que vivir al margen de la sociedad es una buena idea. Ha sido una de las canciones favoritas del público durante años entre los pocos afortunados que han podido escucharla en directo”.

Segunda toma de contacto con un disco que se publicará el 29 de agosto a través de Play It Again Sam.

The Hives – “Paint A Picture”

Conciertos de The Hives en España

Os recordamos que la banda estará actuando en nuestro país dentro de su gira europea en dos grandes recintos de Barcelona y Madrid. Las entradas se pueden adquirir a través de Livenation.es, Ticketmaster y El Corte Inglés a un precio de 40 euros más gastos.

1 de noviembre: BARCELONA (Sant Jordi Club)
2 de noviembre: MADRID (Movistar Arena)

Foto de portada por Dean Bradshaw.

La banda cierra su gira en Sevilla con un concierto lleno de verdad y emoción.

El Cartuja Center de Sevilla fue el escenario elegido por Morgan para poner el broche final a su gira por teatros el pasado 6 de junio. Desde el primer instante se respiraba un ambiente especial, como si público y banda compartieran un pacto tácito: entregarse por completo a la música. La sala, llena de fieles y nuevos seguidores, acogió al grupo como quien recibe en casa a viejos amigos.

La apertura fue pura intimidad: Nina de Juan, sin micrófono, interpretando “Arena” mientras la banda descendía por los laterales de la sala. Un inicio casi ceremonial que marcó el tono de un concierto que osciló entre la delicadeza y la euforia contenida. A partir de ahí, fueron desgranando los temas de Hotel Morgan, su último trabajo, en un viaje emocional donde cada canción encontraba su lugar.

“Intro: Delta”, “Error 406”, “El Jimador” o “Pyra” fueron construyendo una atmósfera densa y vibrante, mientras que piezas como “Paranoid Fall”, “Attempting” o “Alone” mostraron la capacidad del grupo para moverse entre el susurro y el estallido emocional, siempre con la voz de Nina como epicentro. Ella, más cercana y suelta que nunca, combinó la introspección con la complicidad del humor, mostrando esa mezcla de carisma y vulnerabilidad que la hace única sobre el escenario.

Arropados por una banda impecable —Ekain Elorza en la batería, Paco López y David Schulthess a las guitarras y teclados, Willy y Gabi Planas en las bases rítmicas, y los coros de Alejandro Ovejero y Carolina García—, el repertorio fluyó sin fisuras. Cada miembro aportó matices precisos a un sonido que trasciende lo musical para convertirse en experiencia.

Con “1838”, “Cruel”, “River” o “Praying”, el concierto alcanzó sus momentos más conmovedores, mientras que “Radio” y “Another Road (Gettin’ Ready)” pusieron el acento final con un groove elegante y contagioso que incluso permitió algún guiño inesperado al “Rapper’s Delight”.

Los bises, con Nina al piano en “Volver” y el emotivo “Sargento de hierro” ya con la banda al completo, cerraron la velada con ese tipo de belleza que permanece flotando en el aire cuando se apagan las luces. Como un susurro que sigue latiendo después del aplauso.

Anoche Morgan no ofreció simplemente un concierto, sino un acto de verdad musical. Un viaje donde la emoción es la protagonista y donde el público, una vez más, salió recordando por qué ciertas canciones logran quedarse a vivir dentro mucho tiempo.

Galería del concierto de Morgan en Sevilla

Tema inspirado en la novela-ensayo del francés Jules Michele.

Nudozurdo han tenido a bien darle la relevancia que se merece y lanzar “La bruja” en todas las plataformas. Un tema que podíamos encontrar únicamente la edición deluxe en vinilo de Clarividencia (Sonido Muchacho, 2024).

Se trata de una composición que toma como inspiración La bruja, la novela-ensayo del historiador francés Jules Michelet, donde la banda madrileña pone su toque especial con su característico uso de disonancias, texturas distorsionadas y una letra cargada de imágenes intensas, “La Bruja” logra capturar la atmósfera helada y brutal que recorre las páginas del libro de Michelet, sumergiendo al oyente en una época de fantasías colectivas y supersticiones que resuena inquietantemente con nuestro presente.

Nudozurdo – “La bruja”

Hace ya más de dos décadas que Robert Kirkman sorprendió a todo el mundo con una vuelta de tuerca fascinante dentro de la cosmología zombi. “The Walking Dead” fue su título y su adaptación televisiva, aunque torpe, se convirtió en uno de los fenómenos más masivos de lo que llevamos de siglo.

Ahora, cuando estamos en pleno auge de su brutal influencia en el cine de los años posteriores a dicho boom, Planeta del Cómic ha tomado la decisión de reeditar el ya mítico cómic ideado por Kirkman, en el que se rodeó de un despampanante plantel de dibujantes, con Charlie Adlard como bastión principal en la recreación de un contexto gráfico altamente inquietante, al que también sumó logros impepinables Ryan Ottley. Ambos dibujantes son los que plasmaron con más personalidad los rasgos surgidos de la épica desasosegante que Kirkman imprimió a una serie que, en todo momento, evade los lugares comunes en esta clase de narraciones, por otro lado, también deudora de clásicos como “La noche de los muertos vivientes”, de George A. Romero”, film del que, básicamente, resulta imposible escapar de su influencia, al igual que cualquier historia de vampiros no lo puede hacer del “Drácula” de Bram Stoker.

Eso sí, más allá de la deuda contraída con el molde diseñado por Romero, “The Walking Dead” siempre avanzó bajo sus propias reglas. En este sentido, cuando nos referimos a la obra magna de Kirkman, con el permiso de “Invincible”, lo estamos haciendo a una especia de neo-western posapocalíptico de profundos tintes dramáticos. Exploración en toda regla de las constantes humanistas de nuestra sociedad en clave terrorífica, aunque esta provenga más de las derivas sociales que derivan de la relación con la preponderante comunidad zombi que asola a los protagonistas de la serie que por los actos de violencia gore que surgen entre escena y escena.

De este modo, lo que tenemos aquí es el primer tramo de una reedición más que oportuna, gancho tremendamente efectivo con el fin de atraer a una renovada comunidad de seguidores hacia un título que es mucho más que un subgénero de terror zombi. En realidad, estamos ante uno de los mapamundis emocionales más truculentos y, al mismo tiempo, sinceros y crudos que nos ha proporcionado el mundo de la viñeta en este siglo. Un incunable al que poder retornar, el cual, además, ahora cuenta con una edición a la altura de lo que se merece.