Crónica del Contempopránea 2019: La resistencia pop

Por Jose A. Rueda 0

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El festival Contempopránea cumplió 24 ediciones llenando de luz y de pop la ladera del castillo de Alburquerque durante los días 18, 19 y 20 de julio.

Después de sortear los diversos obstáculos administrativos que pusieron en jaque la celebración del festival, Contempopránea hace balance positivo de los números de 2019. El medio aforo (1500 personas por día) sabe a triunfo si tenemos en cuenta el poco tiempo que ha tenido la organización para promocionar el festival y vender sus entradas.

Previsiblemente, la asistencia alcanzó sus picos más altos en los conciertos de los artistas más célebres: Second, Zahara, Viva Suecia, etc. Sus fans gozaron estas actuaciones sin hacinamientos, a lo que hay que añadir la mayor duración de la que disfrutan estas bandas en Contempopránea, ya que en otros festivales no suelen obtener el estatus de “cabeza de cartel” (otro tanto a favor de los festivales de pequeño formato).

Por contra, el panorama resultó desolador en algunos bolos. Especialmente a primera hora (solo unos valientes abrieron el recinto a las ocho y media de la tarde para presenciar a Kokoshca el viernes y a Alexanderplatz el sábado) y bien entrada la madrugada (alrededor de las 4:00 AM), cuando los huecos entre el público eran demasiado grandes en Las Ligas Menores y Cariño.

En cuanto a lo demás, el Contempopránea de 2019 pasará a los anales de su propia historia por haber brindado un sonido pulcro que supieron aprovechar varias bandas a las que llevamos toda la temporada siguiendo la pista. Como los omnipresentes Carolina Durante, que dieron uno de sus mejores bolos del verano. Con Diego Ibáñez igual de alocado sobre el proscenio pero algo más centrado en su técnica vocal, las canciones del primer LP sonaron impolutas. Sin embargo, los brazos en alto, los coros y algún tímido pogo solo llegarían con los sencillos que los auparon hasta donde están: “El himno titular”, “Niña de hielo”, “La noche de los muertos vivientes” y “Perdona (ahora sí que sí)”. Excesivamente predecible fue cerrar con “Cayetano”. La manida táctica de coronar el concierto con la canción más conocida debería ser revisada por más de un grupo.

Carolina Durante en Contempopránea 2019 / Rafael Tovar

Las Ligas Menores (que se habían presentado en nuestro país en una gira conjunta con Carolina Durante) también se lucieron en el escenario junto al castillo con un show impecable. Con Angie al bajo en sustitución de María Zamtlejfer, las argentinas abrieron con “Accidente”, de su debut de 2014, un álbum a priori desconocido por el público estatal. Fuego Artificial (Discos Laptra, 2018), el disco que licenció en España Sonido Muchacho, ocupó el grueso del espectáculo. No faltaron “Peces en el mar” ni “Contando lunas”, entre las que cayó una de las canciones más célebres de su repertorio: “A 1200 km”. En un final de infarto, Las Ligas Menores dispararon sus dos mejores balas: “Ni una canción” y “Renault Fuego”, el coche en el que suenan Los Planetas. Mucho se las compara con los granadinos, así como se las menciona demasiado junto a Él Mató a Un Policía Motorizado, más por el mero hecho de la nacionalidad que de compartir sello discográfico. Pero en Contempopránea vimos a unas Ligas Menores mutarse en una versión argentina de Yo La Tengo. Las contagiosas melodías que elabora el quinteto cambiaban de ritmo en bruscas descargas de guitarras ruidosas al más puro estilo del rock independiente de los ochenta y los noventa. Es imposible no amarlas.

Un día antes, el jueves, la mitad de Carolina Durante (Mario y Juan) junto a Lucas de la Iglesia (Confeti de Odio) habían escudado a la hermana de Juan, Olaya Pedralles, con Axolotes Mexicanos. Ocurrió en la fiesta de bienvenida del Contempopránea, celebrada como de costumbre en la Plaza de España de Alburquerque. Las terrazas de los bares ya estaban hasta arriba de público contempopráneo que, entre caña y ración, presenciaron a los cacereños DelRey. Nada nuevo bajo el sol: rock alternativo de raíz estadounidense (cantado en inglés) y mirando por igual a R.E.M. y a Nada Surf. Tras ellos, llegó el corte de cinta inaugural. El responsable del tijeretazo, Éric Jiménez. En un escueto discurso exento del humor granadino que le caracteriza, el baterista subrayó lo bien que le ha acogido siempre Alburquerque así como recordó algo que ya dejó caer años antes en el documental Independientes (presentado en este mismo festival en la edición de 2013): la palabra “pop” significa ‘popular’. Y eso no quiere decir ‘famoso’ o ‘comercial’, sino ‘perteneciente al pueblo’. La música, en Contempopránea, es de la gente. Y de nadie más.

Kokoshca en Contempopránea 2019 / Rafael Tovar

Los conciertos junto al castillo de Luna comenzaron, como es habitual, el viernes. Antes de las descollantes actuaciones de Carolina Durante y Las Ligas Menores, la jornada se había inaugurado con dos representantes de la escena pamplonica. Primero, Kokoshca sufrió la mencionada poca afluencia de primera hora. Una pena, porque mucha gente se perdió otro de los directos más destacados del Contempopránea. La banda liderada por las voces de Íñigo y Amaia canalizan magistralmente su eclecticismo en directo. El rock de garaje y el punk dulzón se funden con dosis de psicodelia y noise-pop en una función de altura a la que no se pudo resistir María, la teclista de Melenas, que subió a bailar con Kokoshca “Las chicas”.

Luego llegó el turno de ellas, las Melenas, cuyo primer disco ha ido subiendo en popularidad a pesar de verse un poco lejano en el tiempo (finales de 2017). El infalible doble single Ya no me importa / Si tú me quieres (Snap! Clap! / El Nébula / Elsa, 2019) les ha servido para seguir activas este verano. Las esencias de garaje también están presentes en su bien armado pop. Los guiños al indie como género (si es que existe) las están haciendo muy queridas en esta escena, un terreno en el que se van moviendo con mucha soltura al evocar, por momentos, el sonido que elaboraron las bandas del C86. En su ejecución sobre el escenario, es muy destacable la buena combinación de las voces de Oihana y Leire. Una característica que asimismo se podría resaltar de Cariño, que miden milimétricamente las intervenciones vocales de María Talaverano y Alicia Ros, ya sea juntas, por separado o a tres bandas, puesto que de vez en cuando también se acerca al micro la inquieta Paola Rivero, siempre en el centro y que, aunque esté en las antípodas sonoras, no deja de recordarme a la sombra de Debbie Googe, bajista de My Bloody Valentine. Al contrario que Melenas y Kokoshca, Cariño fueron las encargadas de echarle el telón al escenario contempopráneo en la jornada del viernes. Quedaba los DJs, pero ellas ya nos invitaron a vernos en el after de La Marquesita.

Melenas en Contempopránea 2019 / Rafael Tovar

Los platos fuertes del viernes se sucedieron uno detrás de otro a las horas más apetecibles: desde poco antes de medianoche en adelante. Primero, Zahara, enfundada en un deslumbrante vestido de lentejuelas de plata, ofreció un recital que caminó desde el pop brillante hacia la electrónica de baile. Y sin despeinarse. Entre medias hubo sitio para “Camino a L.A.”, la única canción que la acerca a PJ Harvey y que en directo suena sencillamente brutal. Mención especial para la proyección audiovisual, que deja embobado a cualquiera. La lista de expedientes X (sintonía que abrió el show) nos descubre quiénes son los replicantes (toda la clase política), los humanos (la banda que acompaña a la ubetense), los androides (Pablo Echenique) y, por supuesto, Yola Berrocal (que mola mil).

Cooper se despidió del escenario junto al castillo de Luna. Uno de los que más veces ha pisado con su proyecto post-Flechazos, que llevó el mod al siglo 21 y lo consolidó en la escena indie. Vivimos su era pop en un concierto emotivo no solo por ser el último, sino también porque las canciones de Álex Díez siempre han tenido ese halo de nostalgia soleada, de recuerdos en analógico, de amores de verano y de despedidas en aeropuertos. A una ejecución intachable se sumó un buen tramo final en el que sonaron las irrebatibles “El círculo polar”, “Rabia”, “Cierra los ojos” y “Cerca del sol”.

Dicen “acho”, comen migas y luchan constantemente por un tren digno. Viva Suecia sintieron Extremadura como su casa actuando para las mil quinientas personas que se agolparon frente al escenario del paseo de Las Laderas. Su concierto, de los más duraderos, encandiló al público del Contempopránea que cayó a los pies del cuarteto murciano con las esperadas “Bien por ti” y “A dónde ir”. Pero el que cayó literalmente a los pies del público fue Rafa Val, que se lanzó al respetable durante la muy extendida versión de “Hemos ganado tiempo”. Parecía el final del concierto, pero Viva Suecia tenían cuerda para más épica pop-rockera.

Nos gusta imaginarlos junto a Second como los Blur y Oasis de Murcia (aunque aun no tengamos muy claro quiénes serían Blur y quiénes Oasis). Sin querer alentar ninguna rivalidad, lo cierto es que Viva Suecia van camino de adelantar por la derecha a Second. Ya el sábado, los de Sean Frutos regresaron a Alburquerque con su noveno trabajo bajo el brazo. Anillos y raíces (Eo!, 2018) echa aguas por todos lados, pero les ha servido de excusa para girar en la temporada de festivales y, aunque las nuevas composiciones sonaron sin pena ni gloria, Second siempre encuentran bajo el castillo de Luna su “Rincón exquisito”.

Second en Contempopránea 2019 / Rafael Tovar

Entre los grandes reclamos de la última jornada del Contempopránea estaba la Ángel Stanich Band. Su progresión desde folk-rock polvoriento hasta el pop-rock pulcro y ensoberbecido lo sitúa donde está: en el mainstream alternativo (usando el concepto de Everett True). De hecho, si aplicamos estrictamente el vocablo indie, el santanderino era el único del cartel respaldado discográficamente por una multinacional, con el permiso de los sevillanos Full. Estos, por su parte, actuaron justo después, aun en hora punta, con el fin de seguir rascando en el terreno más beneficioso de la música (pseudo) independiente. Pero lo suyo no acaba de arrancar. Hubo una importante desbandada de gente que prefirió tomarse unas copas en el Cómic.

Mucho antes, con la apertura de puertas, nos encontramos con el mismo (o peor) ambiente del viernes a esta hora para ver a Alexanderplatz. Alejandro Martínez, que en tiempos de Klaus & Kinski había disfrutado en Contempopránea de mejor lugar en la programación y mayor afluencia, se vio relegado a tan mala hora. Su proyecto no acaba de despegar en popularidad, pese al currículum de Alejandro y, sobre todo, pese al reluciente LP de debut Muera usted mañana (Jabalina, 2018). El limitado tiempo de actuación obligó al murciano (escudado por sus tres músicos, algunos viejos conocidos de la escena pimentonera como Miguel “El Porras” y Antonio de Vicente-Yagüe, también ex-Klaus & Kinski) a seleccionar lo mejor de su corto pero radiante cancionero. Del primer EP, “Bucle” y “Podrías haberte quedado quieto”. Y del largo, “Dios ahoga aunque no apriete” y “Odio el siglo XX (bueno, y el XXI también)”.

Entre el público se comenzó a visibilizar casi tantas caras célebres del mundillo indie como público estándar. Por ahí andaban los componentes de Hazte Lapón, Apartamentos Acapulco, 2Santos (encargado, junto a Don Culo, de cerrar el escenario contempopráneo un día antes) o Man Pop (que pinchó en los bares del pueblo durante ese fin de semana). La noche iba cayendo y la ladera junto al castillo se iba animando al compás de las canciones de Dolorosa. El ideario lírico de Natalia Muñoz y Raúl Bernal guía una banda que supone un auténtico dream-team granadino, pues músicos de la talla de Antonio Lomas (Lori Meyers, Grupo de Expertos Solynieve) o los integrantes de Brío Afín completan esta suerte de pop protesta con sabor folk-rock.

Hazte Lapón en Contempopránea 2019 / Rafael Tovar

Los finales previsibles con la canción más celebrada del grupo lo criticábamos más arriba a propósito de Carolina Durante. La misma colleja se llevan El Columpio Asesino, que clausuraron el escenario con “Toro” (cosa incluso extraña, ya que venían haciéndolo con “Vamos”). El sonido no estuvo del lado de los pamploneses que, a pesar del pronosticable final, hicieron una muy buena selección, combinando canciones de la etapa sin Cristina Martínez (“La marca en nuestra frente es la de Caín”) con las de Ballenas muertas en San Sebastián (Mushroom Pillow, 2014), su último disco hasta la fecha (“Babel”). Alburquerque tuvo el privilegio de escuchar en primicia algunos temas de los que incluirá el futuro disco. De hecho, Contempopránea (junto a Cooltural Fest de Almería) es de los poquísimos festivales en los que El Columpio Asesino se van a dejar caer durante 2019.

Si lo de “Toro” y “Cayetano” estuvo de más, sí que hay dos canciones de la última temporada que no nos importó escuchar en las postrimerías de los conciertos de sus creadores. Estas fueron “Yo los he visto” (Hazte Lapón) y “Camino de Ronda” (Apartamentos Acapulco), clásicos instantáneos que pusieron bocabajo la ladera del castillo alburquequeño. Lolo González presentaba a sus Hazte Lapón como un “grupo oficialmente difunto”. Lo de los malagueños (que habían residido en las dos grandes ciudades anteriormente) también fue una despedida. La vida adulta les pesa, por lo que la afición musical no combina con la maternidad y la paternidad ni, quizás, con sus hechuras de señores mayores. Pero esto último (un verso de “Walter Disney Corp.”) no sonó en Alburquerque quizá porque Saray y Lolo (y sus cuatro escuderos) derrocharon energía juvenil de sobra chutando las canciones más aplaudidas de su repertorio (¡los 30 son los nuevos 20!). No faltó la excepcional “Odiar” ni, del último trabajo, “Tú siempre ganas”, “Vidas de santos”, “Sabes la noche” y el final aludido con “Yo los he visto”, en el que Lolo, a falta de desmelenarse, lanzó su gorra por los aires. Queriendo o no, acabaron epatando y haciéndose notar. Lo vimos.

Con el manto negro de la noche cubriendo el cielo extremeño, Angelina e Ismael salieron al frente de Apartamentos Acapulco para seguir labrando su ascendente carrera, sobre todo desde El resto del mundo (El Ejército Rojo, 2019). El más reciente trabajo de los granadinos guió un set-list que fue de menos a más, con los ambientes ensoñadores para el principio y los estribillos coreables para el final. El colofón con “Camino de Ronda” convirtió escenario y arena en una auténtica fiesta. Si abajo el personal se desgañitaba con lo de «toda la mañana, toda la mañana…», arriba unos cuantos amigos y amigas del grupo (entre los cuales vimos a Satelitrex y Chica Unicornio) habían subido al escenario para brincar y lanzar grandes pelotas hinchables al público. El tema de Apartamentos Acapulco se alargó más de la cuenta para incluir fragmentos de otros éxitos ajenos conocidos. También cantaron el manoseado «te voy a hacer bailar toda la noche…».

Apartamentos Acapulco en Contempopránea 2019 / Rafael Tovar

Siempre que viajamos a Alburquerque (siempre al Contempopránea, por supuesto), insistimos en lo mismo: la familiaridad del evento, el entorno rural, los precios populares, el ambiente de la piscina, los bares del pueblo, las amigas y amigos que encuentras un año sí y al otro también, las nuevas personas que conoces y que sabes que te esperarán en el próximo festival… En el coche compartido viajas con Nita DeFrame, en el Cómic te bebes cuatro millones de cañas con Javi Retrovisor, en La Marquesita ves bailar como si no hubiera mañana a María García Sala, en la ladera te echas unas charlas con los responsables de Territorio Indie (Marikilla Guzmán y José Moreno) y en las ruedas de prensa te cruzas con Gema Guerra haciendo fotos para El Periódico de Extremadura.

Se nos parte el alma, pues, cada vez que vemos este evento en la cuerda floja. Hace unos años (entre 2012 y 2014), se vivieron tiempos extraños para el Contempopránea con la estampida del principal patrocinador, el apoyo condicional del Gobierno extremeño y los rumores de un traslado a Badajoz que resultó ser una multiplicación por dos. Cuando todo aquello parecía superado, este año hemos visto otro culebrón acerca de un dinero autonómico que el ayuntamiento de la localidad no había entregado a la organización presidida por Agustín Fuentes. Al final, Contempopránea siempre gana. Y entre tantos eventos veraniegos masificados, Alburquerque es la resistencia. La resistencia pop.

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