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Micah P. Hinson: “El folk es más un estado de ánimo que un estilo musical”

Por María José Bernáldez 0

Micah P. Hinson en su terraza de Carabanchel.

En diciembre del año pasado, Micah P. Hinson nos sorprendía editando un nuevo trabajo, I lie to you (Ponderosa Music Records), el primero en cuatro años. Un trabajo íntimo y luminoso que sirve de excusa para que el texano vuelva a girar por Europa. Esta semana lo tendremos en España con tres fechas: podremos disfrutar de los conciertos de Micah P Hinson el miércoles 15 en La Nau de Barcelona, el viernes 17 en la Sala Malandar de Sevilla y el lunes 20 en la sala Moby Dick en Madrid.

Conciertos Micah P. Hinson

Alejado de la imagen de artista maldito con la que le conocimos hace casi 20 años, acudimos a charlar con él en su casa de Carabanchel, donde reside ahora y esto es lo que nos contó.

¿Cómo te está tratando Madrid?

Madrid me está tratando realmente bien. Llevo dos años viviendo parcialmente en esta casa con mi novia, Lina Castellanos que es muralista y trabaja por todo el mundo. Su carrera es bastante reciente pero ya se codea con los mejores y hace cosas fantásticas, estoy muy orgulloso. Me gusta vivir aquí, la verdad. Es un poco extraño, porque yo vivía en Texas, con la que era mi mujer y los que aun son mis hijos en un pueblito justo al lado de la reserva de los Chickasaw, que está en Oklahoma. Pero la vida es así y, cuando llegó La Plaga (se refiere así a la pandemia), mi familia se disolvió, y eso ha sido una cosa realmente interesante, violenta, extraña. No hay ido precisamente bien, pero estamos ya casi en el final del proceso y soy feliz aquí en Madrid, aunque echo mucho de menos a mis hijos. Aunque suene raro, tampoco creo que la paternidad sea estar el 100% del tiempo con tus hijos. Yo sé cómo me crié yo, cómo es Texas, y no tengo control sobre las cosas que ven, lo que oyen…pero veo importante llegar a ser mi propio yo, la persona que quiero ser, y enseñarles que hay otras maneras de vivir.

¿Y qué tal en Carabanchel para alguien que se ha criado en Estados Unidos?

Es…interesante. Completamente distinto. Este jodido barrio. He vivido en Londres, en Manchester, en Roma y, en Texas, no sólo en pueblos pequeños. He probado muchos tipos de sitios, tengo bastante perspectiva en el asunto. Y este barrio es diferente a todo eso. Diferente al resto de Madrid. Por supuesto, por la multiculturalidad y la gente de todo tipo que hay. Yo soy el fucking gringo local (sic), y se me hace raro ir andando por ahí y, de repente, escuchar a alguien hablando en inglés, rarísimo.

¿Y te acercas para saludar?

No, no, ni en broma. No voy a hacer de típico americano. Pero es eso, en Texas te das una vuelta y ves siempre el mismo tipo de gente que cree siempre en las mismas cosas. Y aquí, todas las caras son distintas. Es muy bonito. Y además es guay: vas a una tienda y arreglan zapatos, vas a otra y te venden electrodomésticos. Otra tienda para la fruta. Sin embargo en Texas, te compras un arma, algo de leche y le cambias el aceite al coche todo en el mismo sitio.

¿Se puede hacer un sonido como el tuyo, aunque sabemos que no te gusta que le llamen Americana, este folk americano desde el Mediterráneo?

No me gusta el término Americana, pero está claro que soy un americano haciendo música con una guitarra acústica, lo entiendo. No me crié ni con música country ni con folk. Escuchar country va unido a una serie de estereotipos: botas de cowboy, trabajar en una granja. Y yo no quería que se me asociara con esa imagen, con esos “paletos”. Para mí el folk es más un estado de ánimo que un estilo musical. ¿Sabes cuando un escritor tiene un bloqueo, coge un libro, lee una frase y, a partir de ahí, escribe otra vez? Pues el arte, el folk es eso: coger algo que ya existe y traducirlo a como quieres que suene, a como quieres sentirlo. Se crea una cadena infinita de canciones, de arte, de lo que sea. Perpetuamente adaptándose y cambiando. Por eso creo que el estilo de la música que toco, de lo que yo hago, viene de dentro de mí, no influido por algo externo a mí.

¿Y has intentado componer algo en italiano o en castellano?

(Entre risas) Estoy aprendiendo, estoy aprendiendo. A estas alturas algo debería saber, porque Texas está muy cerca de México: se trazó una frontera y les robamos el terreno. No saber castellano de hecho, es algo bastante significativo. Donde me crié tenía amigos que hablaban español: iba a sus casas, les escuchaba hablarlo con su familia. Pero nunca fuera de casa. Que por aquel entonces no le veía el sentido, pero ahora, siendo mayor, entiendo que era por el racismo brutal que hay en Texas: tiene todo el sentido que no quisieran hablar español en la calle. Y ahora a mí, que estoy aprendiendo, me da miedo que me vean, no sé, cuando intento hablarlo en el supermercado, como el americano que antes comerciaba con ellos y ahora intenta aprender su idioma. Y eso me pone nervioso, porque menuda batalla, voy pensando mucho las palabras, intentando que tengan sentido cuando las uno. Componer en castellano sería interesante. Intento tocar algunas canciones de las que escucho con Lina, un montón de música de Sudamérica: Juan Gabriel, Chavela Vargas…

¿Y escuchas algo más actual de ese mismo estilo?

A Lina le encanta el reguetón, Y escuchamos principalmente a Bad Bunny, que tiene algunas cosas increíbles. Hablando de la música y el lenguaje, mira, me parece bastante guay estar viviendo en una época en la que está considerado uno de los artistas más grandes del momento. Y siendo la gran jodida estrella que es, sin cantar en inglés, me resulta asombroso, una cosa tremenda. Pero solemos escuchar más a los clásicos, cosas de los años 30, los 40, quizá los 80.

Y es algo increíble que exista ese mundo. Cuando nos criamos y escuchábamos música, ignorábamos todo eso, no nos llegaba y me da hasta vergüenza porque ahí había un mundo entero de música. Porque a ver, en USA tienes rock, tienes jazz, tienes blues, r’n’b y los consideramos cosas distintas. Pero cuando hablamos de música de cualquier otra parte del mundo, sea tango, kumbayá o lo que sea, venga de donde venga, a todo le plantamos la etiqueta de “músicas del mundo” y pienso: ¿pero qué coño pasa?, si en estas músicas del mundo hay un mundo entero de música y me parecen más inmortales que la música con la que yo crecí, que en su momento parecía la más importante.

Por ejemplo: no hay nada inmortal en la música de Kurt Cobain. Sí que lo hay en su imagen, eso sí. Es un icono. Y compuso cosas muy muy buenas. Pero no me veo en mi lecho de muerte, vaya, ni yo ni nadie, pidiendo que me pongan una canción de Kurt Cobain como última cosa que escuche en mi vida. Y eso es lo interesante: algo que en mi juventud me parecía tan importante como la música de Nirvana (o cualquier otro grupo de la época, es sólo un ejemplo), ahora que soy más viejo es sólo el destello de un recuerdo, al final no tuvo relevancia histórica para mí. Que entiendo que puede sonar maleducado.

Pero, volviendo a sobre si podría escribir canciones en otro idioma, lo veo difícil en realidad porque yo, que escribo sobre cosas muy personales ¿cómo puedo comunicar eso en un idioma que no es el mío? ¿Sabría encontrar las palabras exactas para darle sentido a la emoción que pretendo transmitir? Estoy aprendiendo y, cruzo los dedos, creo que llegaré a un punto en el que lo lograré.

¿Y qué queda del artista que escribió ‘The Gospel of Progress’ en este ‘ I lie to you’?

Musicalmente, es la misma persona. The Gospel of Progress para mí fue un recopilatorio de las canciones que llevaba escritas hasta ese momento. Porque compongo un jodido montón de canciones. Así que cogimos 12-13, las que pensábamos que eran las mejores. Pero en los discos que siguieron a ese, cogí el resto de canciones que se quedarón atrás, antes incluso de que me ficharan en la discográfica. Canciones de mi adolescencia, de mis veintitantos. Digamos que la canción encontraba su camino: podría haberse escrito en la misma casa, en la misma época, bajo las mismas circunstancias. Y creo que llegó un punto, en mis últimos dos discos en el que no sabía qué coño estaba componiendo. No sabía lo que estaba diciendo. No disfrutaba de la música, ni de grabar discos, ni de la vida en general, era eso.

Y cuando empezamos a grabar este disco, lo abandoné. No me entendía con mi discográfica en Inglaterra, así que me fui. No tenía sello, no me gustaba mi agencia de contratación. Estaba perdidísimo. Y ahí empecé a escribir ‘Ignore the days’ y ahí me di cuenta de que, musicalmente, como te decía, era la misma persona escribiendo desde el mismo jodido pasado, hablando de las mismas cosas que cuando tenía 15, 20, 25 años. Y estaba seco de ideas, ya no tenía mucho más que decir, porque estaba hablando de una persona que existía, pero ya no o de la persona que existía en mi recuerdo. Escribía sobre gente muerta, relaciones muertas, cosas muertas que tampoco es que hubieran sido un punto de inflexión en mi vida, en realidad. Y ahí me di cuenta: tenía que lidiar con el puto presente. Porque si no lidiaba con mi presente ¿cómo iba a hacerlo con el futuro? Y pensé: este va a ser el último disco en el que hable del pasado.

Así que, sí, hay mucho de la persona que escribió mi primer disco en este último, pero estoy en un punto en el que quiero dejar de ser esa persona. La gente todavía me pregunta por mi vida pasada, la bancarrota, las drogas, las mujeres…ya sabes, toda esa historia del artista maldito, yo ya he tenido muchas mierdas en mi vida, que se quedan en nada comparadas con las de otra gente, pero considero que he cerrado ese capítulo. Entiendo que esa parte de mi vida se usara en su día como promoción: un chico que sale de la nada en Texas, sintecho, con todas las mierdas que me pasaron, ¡pues claro que ahí había un historión! Pero para mí, con el tiempo, se convirtió en una especie de agujero negro, que tenía que ver con lo que escribía y con cómo se me percibía desde fuera. Y he intentado alejarme de todo eso.

Me he dado cuenta hace poco: la revista Rolling Stone me pidió que hiciera una playlist con mis propias canciones y estaba añadiéndolas y escribiendo sobre ellas y cuando salió publicado el artículo una y otra vez las mismas palabras: tristeza, alcoholismo, etc, etc, etc Así que creo que con ‘I lie to you’ todo lo anterior queda en un ensayo y ahora estoy en el proceso de averiguar quién soy realmente y qué es realmente importante para mí y, desde ahí, hacer las cosas de manera distinta. Porque no puedo negar lo que he sido y tampoco lo que la gente ha necesitado de mí: si la gente me veía como este puto chico de Texas drogadísimo, triste y solitario, ¿quién era yo para discutir con ellos? Y claro, estaba muy confundido: ¿quién era yo?, ¿era realmente como esta gente decía que era?, ¿o era una persona que no era capaz de expresarse como realmente era?

Y mentalmente es muy jodido, porque han pasado 20 años y se sigue escribiendo de mí desde un tono triste y serio. Y yo no me considero así. Y mi vida no es así. Pero, claro, lo que vende es esa imagen. 

¿Entonces ves este disco como un ‘adiós’ o como el principio de algo?

Joder, jajaja, espero que como una jodida despedida, sí. Hay cosas que quiero cerrar por completo, pero tampoco quiero que sea un ‘adiós’ definitivo a algunas otras cosas porque lo justo es decir que todo eso que me ha pasado me ha dado forma a mí, a mi visión del mundo y a cómo quiero navegar por la vida. Es duro psicologicamente hablar de esto en una entrevista, joder, jajaja.

Nadie me pregunta por cosas técnicas de los discos normalmente, siempre me meto en berenjenales profundísimos, pero me gusta, ¿eh? Pero, joder, es que soy un puto músico y lo único que hago es escribir putas canciones y aquí estamos hablando de cosas profundísimas. Cuando era joven y leía entrevistas todas eran sobre aspectos técnicos y claro, yo quería saber más de la persona y menos de la parte técnica. Pero claro, los músicos de esa época no tenían tantísima presencia en los medios, publicando contenido como ahora en las redes sociales todo el tiempo. Por ejemplo, yo me imaginaba al cantante de los Pixies altísimo, delgadísimo, con una mata de pelazo negro o algo así y me llevé un chasco cuando vi que en realidad podría ser mi tío o el padre de cualquiera.

Y ese misterio pues se ha perdido. Porque el misterio no da likes. Y necesitas los likes para ser popular. Y tener muchos seguidores en redes. Te juro que ahora mismo no tengo ni idea de si tengo éxito o no en mi carrera. Porque antes, con mis primeros discos, pues tú sabías si había interés por entrevistarte y salían reseñas de tus discos y así sabías si resultabas interesante o no. Pero ahora… ahora voy a Spotify y veo que, por ejemplo, una canción se ha reproducido 200.000 veces en la última semana, vale, ¿y eso qué significa? No tengo ni idea. Al inicio de la promoción de este último disco, la empresa americana que llevaba mi promo me mandaba informes semanales diciendo: tal canción tuya se ha añadido a tal playlist en Spotify. Y me quedaba igual porque no tenía ni idea de qué carajo significaba eso, claro.

Demasiado viejo para estas mierdas. Antes me decían: te quieren en esta revista, en esta emisora, has sonado en la radio tantas veces. Un éxito más ‘físico’. Y ahora, por ejemplo, mi sobrino, que es músico, hace lo que yo. Sube sus canciones al Spotify, aparece en playlists. Yo llevo en esto 20 años y he estado en un montón de sellos. Él está sentado en su cuarto en una reserva india en Oklahoma. Rarísimo todo. Pero interesante igualmente.

¿Te gusta hablar del significado de tus canciones?

No es algo que me moleste. No me importa hablar de qué pasaba en mi vida cuando escribí tal canción que me llevara a hacerlo. Aunque tampoco es que me siente y diga: vale, voy a escribir sobre esto que me ha pasado. El resultado no suele ser intencional, no soy tan listo. A veces se habla de un misticismo en mis canciones que no vienen para nada de una intención mística. ¿Te gustaría saber el significado de alguna de este disco en particular?

Sí, claro. De mi favorita que es ‘Ignore the Days’.

Dios, has ido a elegir la más rara jajaja.

Como te decía antes, esa es una de las canciones que creo que no habla del pasado, sino del presente. O incluso, del futuro. Pero además es que tiene una intrahistoria extraña: antes de empezar a escribir este disco en general, y esta canción en particular, OMA, una agencia de Barcelona se puso en contacto conmigo y me mandó un vídeo con un fantasmita y un rollo muy analógico, muy guay. Dibujos a mano en stop-motion. Y me dijeron: oye, te hemos hecho este vídeo, no sabemos si tienes algún disco en camino, pero molaría. Y yo pensé: qué pasada.

Pasó el tiempo y empecé a escribir el disco, empecé a escribir Ignore the Days y pensé: esta canción encaja con el vídeo. Y, una vez que usamos el vídeo con la canción y en ese momento me di cuenta de que la canción hablaba sobre mi situación familiar. Y fue raro, porque se habían creado de manera independiente, la canción no existía cuando se hizo el vídeo. Pero ahí lo tienes: hay un fantasma que vive con una familia y la familia se divierte, mirando estrellas en el techo, jugando con burbujas y, claramente, el fantasma es parte de la familia, pero no está físicamente ahí, porque es un maldito fantasma y eso resumía un poco cómo me sentía yo en ese momento con mi vida y mi vida familiar, ya sabes, mi situación, y me di cuenta de que era una canción que podría haber escrito un fantasma. Y la persona que canta, la que ha escrito estas letras es intrascendente en la situación. Como el fantasma del vídeo.

No he compartido mucho todo esto porque he hecho todo lo que he podido para evitar hablar de mi divorcio porque no quiero que este sea el disco de mi divorcio. The Gospel of Progress fue mi “disco de salvación” y The Nothing es el disco de mi accidente de tráfico aquí en España que casi me cuesta los brazos. Así que no quería que este fuera ni disco de divorcio ni de ruptura ni de nada parecido, he tenido cuidado de no darle a la prensa nada que vaya por ahí. Lo que te decía antes de componer desde las experiencias del pasado. Porque a veces, en la vida, para saber si vas o no por el buen camino, tienes que fijarte en las señales, en las coincidencias y ver la evidencia.

Yo vivía en Texas con mis hijos y venía de criarme bajo las enseñanzas de Jesucristo que decía: no folles hasta el matrimonio, cásate, ten hijos y da gloria a Dios con tus acciones. Y luego creces y te das cuenta de la mierda capitalista que hay detrás de eso: claro que el gobierno quiere que tengas hijos, necesita que alguien pague impuestos. Y que se creen puestos de trabajo para estos hijos, que tengan más hijos, que haya familias. Y yo tenía ocho años y veía a alguien de mi edad ahora y les admiraba porque pensaba: tienen ya su vida encarrilada, un buen trabajo, una familia. Y yo seguí el camino marcado, fui al colegio, a la universidad, conocí a una mujer, fundé una familia, me compré una casa y conseguí el jodido sueño americano de mierda. Dios mío, vaya puto chiste son todas esas frases juntas. Aun así, con todas esas pruebas en la mano, fue muy difícil tomar la decisión de irme, por todo ese concepto del divorcio en el capitalismo cristiano.

Pero me fui de casa y fui más feliz. Y tenía relación mejor con mis hijos. Se acabaron las peleas, los gritos. Estaba en un buen lugar, pero tenía, ya sabes, un ángel sobre un hombro y un demonio sobre el otro que me decía qué estaba haciendo mal. Que mi propósito en la vida era aguantar todo eso, esas relaciones abusivas, porque era bueno para los niños, para Dios, para mi país. Y en esas ocasiones he tenido que mirar la evidencia de lo que sucedía a mi alrededor, y no a la voz en mi cabeza, ¿era la voz en mi cabeza Jesucristo diciéndome que lo estaba haciendo todo mal? Es oscuro, lo sé. Extraño. Pero mi música va ligada a todo eso. Para bien o para mal, no puedo desligar mi música de mi persona.

Y, en resumen, de eso va ‘Ignore the Days’.

Sin embargo, volviendo al disco en general, parece haber una luz nueva sobre esas canciones que lo hace más luminoso.

Gran parte de este disco fue pura casualidad. Bueno, parte de responsabilidad tengo, claro.

Empezamos a grabarlo en Italia, yo no tenía sello ni plan y seis meses después, llegó la pandemia, la plaga. No se podía viajar, no se podía seguir trabajando en el disco y yo estaba en Texas y no tenía un equipo de grabación lo suficientemente bueno para mandar cosas que cuadraran con lo que estaba pasando en Italia. Así que no hice mucha cosa para el disco. Hay canciones en las que sólo canto: no toco la guitarra, no hago nada más. Me hubiera gustado de algunas partes que compuse, hacer una pregrabación en Texas y mandarlas para que las produjeran mejor en Italia. Para mí no era importante, pero para mi productor sí, y pasamos más tiempo averiguando qué no queríamos meter en el disco que pensando qué íbamos a meter.

En discos anteriores, cuantas más cosas pudiera meter, mejor. ¿Podía permitirme meter un bajo, una batería, aunque no aportaran nada? Lo metía igualmente. Pero aquí no, pasamos mucho tiempo quitando cosas para quedarnos con lo básico, para hacer el disco más ligero. Hay pocas guitarras, pocas voces en cada canción para representar mejor la canción en sí misma. No es una cacofonía de sonidos de mierda. Si las cosas hubieran sido distintas y hubiera podido estar en Italia grabando, habría intentando meter muchas más cosas.

Quizá sí que sea más “luminoso” este disco. Ya no quiero que se me vea como un paleto de Texas, quizá porque veo las cosas de manera distinta, quizá porque canto de una manera distinta. No es que quiera reinventarme, pero sí que se me vea desde una perspectiva distinta. Y mira que estaba escribiendo unas canciones terribles, pensé en retirarme y todo y ahora he compuesto material como para cuatro o cinco discos más, porque nunca desecho las canciones. Si escribo 30 canciones y elijo 10 para un disco, el resto se ponen a la cola, esperando a aparecer en algún disco futuro.

Son interesantes las canciones nuevas. Como si la Electric Light Orchestra hiciera pop.

¿Crees que tus canciones pueden ser pop?

Pop para la ELO, sí jajaja

Bueno, claro, sí. No vas a escribir una canción para Bad Bunny.

Jajaja, joder, eso me fliparía. Podríamos escribir cosas increíbles juntos. Me parece asombroso cómo compone.

Pero volviendo a mis canciones, suenan un poco más pop, sí. Pero si pienso en las letras, no son ni más alegres ni más tristes que antes. Siempre me ha fascinado sonar desgraciado. Pero mira, por ejemplo, ‘A Dream of Her’, es el ejemplo perfecto. Una letra jodida que suena muy bonita. Habla de un chico que va a suicidarse, que le dice a sus amigos: sí, sí, llamad a la poli pero para cuando lleguen yo ya estaré muerto. La letra es super miserable pero lo que la envuelve te hace olvidar que habla del suicidio. Supongo que si le das una capa de pop, esa letra se acepta con más facilidad. Creo que en ese sentido, mis canciones siempre encajarán, porque suenen tristes o alegres nuestra mente siempre nos la jugará para convencernos de lo que queremos escuchar por encima de lo que realmente está pasando. Una canción sobre el suicidio no debería ser una de mis canciones más famosas. Hay gente que me ha contado que la ha bailado en su puta boda. Una canción del puto suicidio en tu puta boda. O como uno de los tatuajes que tengo me lo hizo gratis un tatuador de Mallorca a cambio de que tocara esta canción para él y su mujer. Una canción tan tan de bajona, que tampoco sabía cuando empecé a componerla lo jodidísima que iba a terminar siendo. Y la gente se enamora cuando suena. Rarísimo.

Y creo que con ‘I lie to you’ puedo conseguir algo así. Componer algo que sea consumido por mucha gente. Te hablo de playlists, cosas así. Por ejemplo ‘Please, Saddy, don’t get drunk this Christmas’ aparece en una playlist del Spotify de country y eso ha hecho que tengo muchísimas reproducciones, porque la gente que escucha country es muy muy fiel. Pero claro, jamás me hubiera imaginado que una canción mía, aunque sé que mi etiqueta puede ser, entre comillas, country, terminara compartiendo sitio en una lista con Garth Brooks o George Strait y es a la vez fascinante y un poco: ¿pero qué coño pasa aquí?

Y es lo que te decía antes de la evidencia: la evidencia me dice que estoy haciendo lo mismo que hacía antes, pero ahora le llega a mucha más gente, por lo que sea, desde luego ni soy más simpático ni nada de eso.

Cambiando de tema, hablemos de tu próximo tour. Vas a tocar en Madrid, Sevilla y Barcelona. ¿Qué podemos esperar de esos conciertos ?

Me da rabia que sólo haya tres fechas en España ahora que paso tanto tiempo aquí. Me hubiera gustado tocar más en el norte, Bilbao, Santiago, algo así, porque me flipa el norte de España. Hay algo ancestral y antiguo en esa parte del país, que, a ver, toda Europa es antigua, claro, pero hay algo en esa zona que me recuerda mucho a mi reserva india: gente que está ahí pero en un lugar que no le pertenece. Fascinante. Con suerte tocaremos por ahí, sí, tengo que tener paciencia. La primera semana del tour estaremos por Italia y luego sólo tres fechas aquí. No lo entiendo jajaja. Con lo que me gusta este país. Aquí me habéis tratado muy muy bien y sin lo que he vivido aquí no sé dónde estaría.

Pero esta gira está fenomenal, porque ahora estoy en un sello que cree en mí y que tiene dinero para ayudarme. Esta gira va a ser completamente distinta, para mejor. Antes todo me lo gestionaba yo: los gastos, los vuelos…un trabajo de 24h. Me levantaba, conducía, hacía la prueba de sonido. Era divertido, ahorraba pasta, era independiente. Pero pasan los días, las semanas y se te empieza a ir la cabeza. De repente todos los hoteles parecen el mismo, todo se vuelve raro. Pero en esta gira, que tengo el apoyo de mi discográfica y un agente de contratación, lo único que tengo que hacer es ensayar. Lo único que he hecho es descargarme los billetes del email y mirar ahí los planes de viaje. Me tienen muy mimado. Es la primera vez en 20 años que tengo tour manager. Tengo curiosidad por ver cómo resulta, sin tener nada más en mi cabeza que la música y ser persona. 

En el escenario estaré yo, que canto y toco la guitarra y un poco el piano y luego mi productor, Alesso, que toca el banjo, el bajo, los teclados…el hombre orquesta, parece un pulpo. Ha tocado la guitarra para Mike Patton, Capposela, PJ Harvey… una jodida leyenda. La mejor revista de guitarras de Italia le nombró el octavo mejor guitarrista del mundo. Él odia esa mierda, pero a mí me encanta contarlo. Era cartero y un día le invitaron a subir al escenario en un concierto y el resto es historia. También llevaremos un batería, lamentablemente, no el mismo del disco, que toca en una banda de jazz y tenía otros compromisos con ellos, pero tendremos un batería de una banda del sur de Italia.

Viene con nosotros Julián Mayorga, un gran amigo mío, me lo presentó Lina, mi novia, y tocará con nosotros también el bajo y la guitarra eléctrica en  algunas canciones aquí en España. Es un tío increíble y quiero darle toda la promoción que pueda. Me parece que es la voz de una generación, aunque no sé de qué generación. Hay algo en él que es asombroso. Toca en solitario pero también toca con una banda, Flash Amazonas, medio japonés, medio colombiano, viviendo en España. Así que en el escenario, a veces seremos tres, a veces seremos cuatro.

Para cuando lleguemos a Madrid llevaremos encima casi tres semanas de gira, estaremos muy rodados. Íbamos a tocar en una sala que me han dicho que ahora está en bancarrota (Joy Eslava) y lleva otro tipo de espectáculos, pero nos han cambiado a un sitio bastante guay, creo (Teatro Barceló). Es duro: vale que en medio de la plaga las salas tuvieran que cerrar, pero ahora que estamos todos fuera, es una pena ver que algunas salas no han podido salir adelante. Claramente harían todo lo posible para permanecer abiertas, pero llegados a un punto ya no dio para más y tuvieron que cerrar, una pena.

¿Vas a conciertos aquí en Madrid?

No, no voy. Dios, he sonado muy gilipollas. ¿Sabes qué pasa? Para mí ir a una sala es mi profesión y tienen que pasar determinadas cosas: la prueba de sonido, cenar en el backstage, salir a tocar… Me pasó una vez que fui con todas las ganas a ver un concierto de The Cure en Texas y una vez allí pues pasaron dos horas y yo quería mi cena en el backstage y todas esas cosas. Que sueno completamente mimado, pero en mi cabeza tiene sentido. Pero aquí he ido a pocos conciertos que recuerde, en realidad.

El verano pasado estuve viendo a Café Tacvba y estuvieron jodidamente increíbles, me encantó. También vi a un chico de Texas, Mark Rebillet , que se hizo muy famoso durante la pandemia, un gringo con bigote que es un icono sexual. Por lo visto no tiene un duro y va siempre en ropa interior o albornoz y sube al escenario y se inventa las bases y se pone a rapear y a cantar, improvisando. Lo empecé a escuchar en la plaga y me parece una locura lo que hace. Vino a Madrid y tocó justo en la misma sala donde vamos a tocar nosotros y era como un jodido predicador. Convenció a la gente de que se tumbaran en el suelo y cuando contara hasta tres, todos revivirían llegando desde el suelo a lo más alto. Y la gente le hacía caso, todo el mundo, les tenía en la palma de su mano. Una cosa increíble, todo el mundo cantando canciones que se acababa de inventar este tipo, en comunión. Nunca he visto una cosa así, con todo el público tragándose cada palabra que decía, un predicador con todo el puto Espíritu Santo dentro de él, un señor con un albornoz y un puto bigote sexy.

Y el último concierto al que he ido ha sido el de Lorena Álvarez. Un amigo mío, Victor Herrera, tocaba con ella y fuimos a verla a la Sala Galileo. Y el concierto estaba siendo muy muy guay, cuando de repente mi amigo pidió que subiera al escenario con ellos, pensé que para tocar de fondo pero no, querían que tocara alguna canción mía. Así que subí y tocamos ‘Beneath the Rose’, que se presta a algo así porque es una canción fácil, seis acordes, y nos quedó muy bonito. Y aparentemente, el público estaba entusiasmado con lo que estaba pasando. Y fue un momento muy bello porque realmente me sentí parte de algo y eso no sucede a menudo. Gente que había pagado por ver un concierto de otra persona y, de repente, oyen mi nombre y se ponen como locos.

Una de esas cosas, como te decía, que me sirven como prueba para saber que estoy en el camino correcto. Esa noche estaba donde tenía que estar. A pocos más conciertos he ido. No suelo enterarme de estas cosas y para cuando me entero, el concierto ya ha sido.

¿Hay alguna cosa que nunca te haya preguntado nadie en todas las entrevistas que habrás dado por ahí y de lo que te apetezca que te pregunten? Aquí tienes tu espacio en blanco para explayarte.

Pues sí que hay algo de lo que nunca he tenido mucha oportunidad de hablar, sí la verdad: mi origen Chickasaw. Mis raíces forman parte de mí, de mi aspecto. Y es curioso porque la gente siempre me pregunta por la conexión con España, por qué mi música gusta tanto aquí. Y siempre he pensando que había una razón mística, que iba más allá del lenguaje, sin necesidad de entender por completo mis letras, etc, etc, etc. Pero ahora me he dado cuenta de que, a ver, mi pueblo estaba a lo suyo cazando, recolectando… y de repente llegaron los jodidos españoles, hablando vuestro idioma y llevándoselo todo por delante, matando a muchísimos ancestros. Así que ahora veo mi éxito aquí como una especie de compensación cósmica por todo lo que nos hicieron. 

Nuestra lengua, además, está a punto de desaparecer y mi hermano está haciendo todo lo posible por mantenerla viva, porque una vez se considere muerta (cuando llegue a 60 hablantes nada más o así) ya es muy complicado deshacer eso. Lo aprendió por su cuenta, hablando con los mayores de nuestra reserva y no sólo lo habla de manera fluida, sino que es el nexo con los que se niegan a hablar inglés. Porque durante muchísimo tiempo, cuando nos presentaron a dios y a todo lo que llevaba alrededor, se nos cortó el pelo, se nos prohibió hablar nuestro propio idioma, cantar nuestras propias canciones. Incluso tenías que apuntarte en una lista, los Dawes Rolls, para indicar que eras Nativo Americano, que pertenecías a tal tribu, mi abuela tuvo que apuntarse a estas listas. Y, generalmente, cuando un gobierno te obliga a apuntarte en una lista con tu nombre particular para algo, no suele terminar bien la historia, muchos otros no se apuntaron. Y a mi abuela y a sus hermanos, con el numerito que les dieron de esa lista, los separaron de su familia y les metieron en una escuela católica y empezaron a olvidar su propio idioma.

Así que ahí tienes a mi hermano, intentando recuperar todo eso, escribiendo diccionarios, siendo la voz de un idioma. Yo llevo los tatuajes de mi tribu, como símbolo de que todavía existimos, a pesar de que intentaran erradicarnos a nosotros y a nuestra cultura. Es muy simbólico porque casi lo consiguen, mira el color de mi piel, blanquísima. Nunca volveremos a estar ni cerca de aquello que tuvimos, no sólo mi tribu, sino el resto de Nativos Americanos y nunca se nos compensará. Pero después de toda la mierda por la que hemos pasado históricamente, que yo pueda estar aquí hablándote de mi identidad como Chickasaw, que mis hijos puedan llevar nombres Chickasaw, me parece importante. Porque lo que yo soy se lo debo a mis ancestros, y eso es algo que me gustaría que la gente supiera de mí.

Y ahora mismo mi hermano y yo estamos componiendo un EP en el idioma Chickasaw, mi hermano está reescribiendo mis letras en nuestro idioma y también ha recuperado himnos de los 70, cuando nos dejaron por fin volver a cantar en nuestro idioma. Y me gusta pensar que de algo tan feo ha podido surgir ahora algo tan bonito como este EP. Hemos traducido ‘Beneath The Rose’, hemos traducido un par de canciones nuevas. Y cantaré con Samantha Crane, que es Choctaw, una tribu que proviene de la misma raíz que la mía (la historia completa podéis leerla aquí), con mi corte de pelo que indica que soy un Guerrero y no una Pantera, y puedo seguir compartiendo la historia de mi pueblo y ayudar a salvar nuestro idioma para que no muera.

Me alegra muchísimo y me parece muy bonito.

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